Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
TODO<br />
VA<br />
A<br />
LA HISTORIA DE<br />
JOSHUA BROWN<br />
ESTAR<br />
BIEN<br />
“<br />
Si<br />
te rindes, da igual. No puedes hacer nada para<br />
salir de este desastre. ¡Tu vida se acabó!”.<br />
Tenía 20 años y enfrentaba una posible condena<br />
a cadena perpetua, más 55 años por robo<br />
a mano armada con agresión física. Esta vez lo<br />
había arruinado todo para siempre.<br />
Le rogué y supliqué a Dios que me librara<br />
de mis circunstancias, pero nada cambió.<br />
Mi abogado me aconsejó que aceptara una<br />
nego ciación de la sentencia a 10 años, para<br />
no arriesgar a que me encerraran de por vida.<br />
Cuando puse mi firma en ese renglón, me<br />
comporté como todo un macho. Pero cuando<br />
los oficiales me devolvieron a mi pabellón de la<br />
cárcel, lloré como un bebé. Nunca voy a olvidar<br />
las palabras que me dijo un preso cristiano:<br />
“Todo va a estar bien. Lo vas a superar”.<br />
Pero no le creí. Había tenido problemas con<br />
la ley antes, pasé un mes en la cárcel y varios<br />
días en un centro de detención juvenil. Eso<br />
me bastó para saber que los próximos 10 años<br />
iban a ser terriblemente difíciles.<br />
El miedo se apoderó de mí. No iba a estar bien. Probablemente<br />
no lo iba a superar. Al miedo le siguió de cerca la culpa.<br />
Toda mi familia estaba sufriendo por mis actos. En el transcurso<br />
de los años había causado muchos desastres que tuvieron<br />
que limpiar mi mamá y mis hermanos, pero esto era de una<br />
magnitud totalmente distinta.<br />
Creía en Dios y a menudo le había orado. Una vez, cuando<br />
tenía doce años, un pastor me dijo que yo estaba llamado por<br />
Dios a ser predicador. Era interesante, pero de ninguna manera<br />
iba a pensar seriamente en seguir a Dios; al menos, no en ese<br />
momento. Había muchas cosas que quería hacer primero. Iba<br />
a pensar en Dios después de hacer todo eso. Pero nunca me<br />
ponía un límite a lo que quería hacer.<br />
Ahora lamentaba esa decisión. No solo me había metido en<br />
problemas, sino que seguramente había destruido cualquier<br />
plan que Dios tuviera para mi vida. ¿Para qué iba a querer a<br />
alguien como yo? Seguro que esta vez ya me había dado por<br />
perdido definitivamente.<br />
A mi mente de 20 años, una condena a diez le parecía una<br />
eternidad. ¿Qué valor o propósito podía tener mi vida si estaba<br />
en la cárcel? Lo único que pensaba era cómo poner fin a<br />
mi existencia miserable.<br />
FOTO DE LUKE DOWNER/JESUS CHURCH<br />
24s Número 04 / 2022 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM