Comenzó la extinción
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CULTURA | 3 de marzo de 2022 • 29
Marie-Christine Labourdette
inauguró el Encuentro
Internacional Nombrar
la Gestión Cultural
Contemporánea
La definición de museo ha sido
objeto de revisión en el siglo XXI,
pero jamás como en la pandemia
por la Covid-19. “La crisis nos hizo
cuestionar todo: el modelo de museo, sus
elementos constitutivos y sus usos”, señaló
la presidenta del Establecimiento Público
del Castillo de Fontainebleau, Francia,
Marie-Christine Labourdette.
“El museo es un organismo vivo y
en mutación”, señaló quien fue por 10
años directora de Museos de Francia, al
inaugurar el Encuentro Internacional
Nombrar la Gestión Cultural Contemporánea,
organizado en línea por la
Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión
Cultural y el Museo Universitario Arte
Contemporáneo (MUAC).
Para ella, el museo no posee una definición
permanente y protegida, pues
es dinámico. “Estos espacios son una necesidad
urgente. Pueden ser el cimiento
de las naciones: son lugares que dicen y
piensan con el mundo, donde se puede
obtener una visión global de ayer a hoy
y viceversa. En nuestra sociedad global,
el museo es un útil diplomático, donde
las culturas se conectan para favorecer
la emergencia de relatos transhistóricos,
intergeneracionales e interculturales”,
explicó.
Durante su conferencia magistral
Pensar nuevos modelos de gestión cultural y
sus retos en el siglo XXI, la experta recordó
que en 2019 el Consejo Internacional de
Museos sostuvo grandes debates en torno a
la definición de museo. “Y entre 135 países
miembros ¡no logramos llegar a ella!”. Es
así que permanece vigente la de 2007, que
–dijo– es muy explícita: “Una institución
permanente, no lucrativa, al servicio de la
sociedad y de su desarrollo, que adquiere,
conserva, investiga, comunica y expone
el patrimonio material e inmaterial de
la humanidad y su medio ambiente, con
fines de educación, estudio y deleite”.
Pero no puede quedarse ahí: “La pandemia
nos ha enseñado que el museo es
diverso, múltiple”, destacó. Hoy más que
nunca, estos recintos se revelan como
lugares de encuentro que, a la vez que
generan pensamiento crítico, dan un bien
emocional al visitante.
Y es que la relación de la gente con
estos espacios crea formas particulares
Dan un bien emocional al visitante
Los museos son
organismos vivos
y en mutación
del estar juntos: “uno va allí a encontrarse
con otros que están haciendo lo mismo”;
tomarse una pausa para mirar, sentir,
experimentar el arte, fuera del bullicio tras
la puerta. Son además espacios públicos
que los visitantes llegan a sentir como
propios, y que hay que fomentar que se
los apropien, explicó. “El museo es una
casa común”.
Es, además, la institución que tiene la
mayor confianza de la gente en Francia:
84 por ciento del público encuestado así lo
ha manifestado, destacó. “No sólo hay que
hacer museos, sino también una cultura
de ellos”.
Nueva realidad
Labourdette revisó las aproximaciones
que tras la pandemia han surgido en torno
a los cuatro pilares que sostienen la
gestión museística, a saber: los edificios,
las colecciones –que son el objeto de los
museos pues son éstos los que las deben
preservar, enriquecer, restaurar y presentar–,
el discurso científico –que da hilo
conductor y pertinencia a los objetos de
las colecciones para entender su contexto,
a la luz de las interrogantes actuales– y
el público.
El público es la razón de ser de los
museos, subrayó. Sólo por él se justifica
su existencia. Es por ello que la visita
se facilita con múltiples herramientas
desarrolladas por expertos del discurso
científico, como son audioguías y complementos
digitales, entre otras. Pero durante
el confinamiento los recintos se vaciaron
y tuvieron que reinventarse en la red.
El uso del discurso digital no es ya un
elemento complementario sino autónomo.
“Nuevas colecciones virtuales buscan desmaterializar
las obras”, ejemplificó. Esto
y la producción de obras exprofeso para
los espacios virtuales han transformado la
manera de relacionarse con las colecciones
y con el ente museístico.
“Un nuevo vocabulario de la gestión
cultural se está construyendo en torno a
nociones inéditas en el mundo cultural,
Foto: Cátedra Inés Amor.
La especialista invitada por la Cátedra
Inés Amor y el MUAC.
como la sostenibilidad y la responsabilidad
ambiental”, destacó Labourdette, quien
señaló que los inmuebles enfrentan desafíos
importantes de cara a la situación
ecológica mundial.
La decolonización de la mirada es parte
importante de este nuevo vocabulario,
que aborda también la justicia cultural y
social; es decir, cómo hacer que quienes
permanecen fuera del museo entren y la
evolución de la manera en que se componen
los equipos directivos de éstos.
Otros términos por revisar en este
contexto son, además de la digitalidad, la
inclusión, la apertura y la accesibilidad
universal. La museo-terapia es otra de las
acciones de apertura e inclusión de gran
interés para nuevos sectores. “¿Qué mutaciones
habrán de darse en el siglo XXI
para la democratización de la cultura y
de nuestras instituciones?”, la respuesta
a esta pregunta está en elaboración. “Los
usos del museo deben ser replanteados.
Éste debe reconocerse como un actor de
la sociedad; no es ya un lugar de saber
solamente”, concluyó Labourdette.
María Eugenia Sevilla