Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La voz de Morodian seguía sonando, lastimera. El sueño aún no era una pesadilla,
pero ya encerraba un dolor profundo.
Iván buscó debajo de la cama. Encontró unas viejas pantuflas, dos ejemplares de
Las aventuras de Víctor Jade y unas hojas escritas a máquina que parecían el
reglamento de un juego, pero el libro no estaba allí. Su cabeza chocó con un
obstáculo. Lo iluminó con su linterna de bolsillo. Era una caja negra, pesada, que se
cerraba con un broche dorado. No había señales del escarabajo.
—Lo tengo —dijo el otro Iván, desde un rincón del cuarto.
Al ser descubierto, el libro hizo un ruido que sonó como un gemido de decepción,
y que estuvo a punto de despertar a Morodian. El Profundo se sentó en la cama y
registró con los ojos cerrados la habitación. Una gota de sudor cruzó la frente del
escriba y cayó sobre la página.
Morodian vestía un pijama de franela gris. De su pecho colgaba una serie de
medallas ganadas en concursos de juegos durante su juventud. Las medallas le daban
al pijama un aire militar. En el cuello llevaba una cadena, de la que colgaba una
esfera de cristal. Iván vio con claridad que en el interior de la esfera estaba la pieza
robada del rompecabezas de Zyl. Tuvo el impulso de arrancar el amuleto y escapar.
Pero había tanto por ver en la Compañía de los Juegos Profundos…
—Váyanse ya —ordenó Razum, que apenas podía contenerse. La mano que
sostenía la lapicera temblaba—. Miren cómo se ha trabado el sueño de Morodian.
Razum abrió una valija de cuero negro que parecía el maletín de un médico y
sacó de ella una pequeña caja.
De ahí tomó un puñado de hojas secas que comenzó a frotar muy cerca de la cara
de Morodian.
Iván y el falso Iván se marcharon con el libro capturado, mientras Morodian
articulaba frases de las que solo se entendían algunas palabras: … pobre…
jardinero… salida… los… caminos… Zyl…
ebookelo.com - Página 91