12.10.2022 Views

El inventor de juegos

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Yo no, gracias a Dios. Soy un Iván Dragó profesional.

—Un Iván falso.

—Falso no. Profesional. Trabajo de esto. Me contrataron para ocupar tu lugar en

las representaciones.

—¿Qué clase de representaciones?

—Tu vida, allá afuera.

El otro fue hasta los ventanales. Lloviznaba. Desde allí se veía el viejo parque de

diversiones, con algunos juegos a medio desarmar. Autitos chocadores que ya no

chocaban a nadie, caballos de calesita sin cabeza y esqueletos del Tren fantasma

bloqueaban los caminos del parque. El puesto del tiro a los patos permanecía intacto,

bajo una fuerte iluminación. Los patos brillaban, recién pintados.

En el fondo, el viento mecía un ojo gigantesco. Cuatro sogas mantenían al globo

atado al suelo. Era idéntico al que habían usado sus padres para desaparecer del

mundo.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Iván, casi sin voz.

—Morodian organizó una representación para que los dibujantes pudieran tener

un modelo como inspiración. En los rincones del parque hay réplicas de tu cuarto, del

museo de Zyl, de la casa de tu abuelo. Cuando el juego esté listo, se abrirá el Parque

Profundo y los visitantes dispararán a los patos de latón, como Iván Dragó hizo una

vez, y tratarán de no acertar, para ser fieles a su héroe. Entrarán a su cuarto, donde

habrá un televisor con las imágenes de Lucha sin fin; subirán a una réplica del colegio

Possum, que se hundirá entre temblores, y asistirán al último viaje de sus padres…

Iván se apartó de la ventana.

—Quiero ver a Morodian.

—Imposible, está durmiendo.

—Puedo despertarlo.

—El sueño es trabajo. Las pesadillas son la parte más dura del oficio. Quizás te

guíe hasta allí, si me prometés no despertarlo.

—Prometo…

—Pero no todavía… Solo cuando entre en el Sueño Profundo. Falta una hora.

Mientras tanto, todos los libros están a tu disposición.

Iván recorrió las estanterías. Una escalera permitía alcanzar los volúmenes más

altos. La escalera tenía en su parte superior dos garras de bronce, que se enganchaban

en un barral. Subió hasta la cima de la escalera. Su cabeza rozaba el techo de la

biblioteca. No reconocía ninguno de los libros que tenía frente a sus ojos.

—¿Son libros sobre juegos?

—No. Cada libro es a la vez un juego. Hay que tener mucho cuidado al abrirlos.

Nunca se sabe de qué clase de juegos se trata.

El falso Iván le mostró el libro que había estado hojeando. Era un libro

troquelado. Al abrirlo, apareció un castillo.

—En la primeras páginas todo parece fácil —dijo el falso Iván—. Pero a medida

ebookelo.com - Página 86

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!