Tribuna Comunista Núm. 505

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Tribuna Comunista 505
Ideas y debate revolucionario
internacional
El Salvador de frente a su
espejo: regreso al siglo XX
MIGUEL BLANDINO | Corresponsal de Tribuna Comunista en El Salvador | blnerio1@gmail.com
25 de septiembre de 2022
Igual que en el cuento de Lewis Caroll, la
joven sociedad salvadoreña que apenas se
estrenaba como República y se vestía por
primera vez en su historia con un humilde
ropaje democrático, decidió seguir al conejo y
se introdujo al agujero que conduce al país de la
locura.
Hace cien años Europa se convulsionaba entre
los estertores de la primera posguerra mundial: en
1919, en Alemania, asesinaban a los izquierdistas
Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht; en 1922
entraban a Roma los fascistas con sus camisas
negras; mientras tanto, Estados Unidos bailaba
Jazz, Foxtrot y Lindy Hop, eran los locos años
veinte. Al final de la década sobrevino el desastre
financiero y se puso la alfombra roja para caminar
hacia una nueva hecatombe.
Hace cien años en El Salvador se transitaban
los oscuros tiempos de la dinastía dictatorial de la
familia Meléndez-Quiñónez (1914-1927). Distraído
el mundo entre la Primera Guerra Mundial, la
reconfiguración de las fronteras en todo el territorio
de Europa, Asia y África y la reconstrucción de la
ruinosa economía europea, nadie se interesaba
por atender los acontecimientos que ocurrían
en un paisito apenas distinguible en un mapa de
tamaño normal.
Para los Estados Unidos aquella dictadura en El
Salvador no era sino un pequeño asunto doméstico
sin la mayor importancia. Más importante era la
construcción de un segundo canal interoceánico
en América Central, en Nicaragua, para tomar el
control de las rutas marítimas. Más importante
aún era para los Estados Unidos aprovechar el
momento de debilidad de los imperios europeos
que estaban a punto de perder la hegemonía
para tomar el control.
En ese interregno, una parte de la antigua clase
de latifundistas que tenía aspiraciones de dar el
salto hacia el aburguesamiento, se desligó del
régimen semifeudal que les había gobernado,
y estableció su propia dictadura llevando de la
mano al General Maximiliano Hernández Martínez
hasta la Casa Presidencial.