Tribuna Comunista Núm. 505

Órgano de difusión y debate del Movimiento Comunista Mexicano. Aquí algunos de los textos publicados en esta edición: EDITORIAL: Solidaridad y en defensa de Alejandro Encinas La crisis del agua en BC | Gerardo Salvador Romero González Tercera Guerra Mundial: ¿es posible? O ¿ya comenzó? | Marcelo Colussi La confianza | Carlos Moncada Gil De política cultural y presupuesto | Gerardo Pérez Muñoz ¿Por qué se protege al fiscal? | Daniel Carlos García El enemigo dentro de la 4t | Jorge Meléndez Preciado ¿Resistirá AMLO? | Jorge Meléndez Preciado En la derechización internacional, Europa opta por el fascismo. | Óscar Alzaga El Contexto Histórico del Asalto al Cuartel Madera | Francisco Javier Pizarro Chávez Cincuenta años de la desaparición de la dirección comunista guatemalteca | Carlos Figueroa Ibarra 1968: 53 años después | Jaime Ornelas Delgado Cuba vota innovador Código de las Familias | Pablo Moctezuma Barragán La minería y los cambios que vendrán | Antonio Gershenson El capitalismo no es natural | John-Baptiste Oduor El Salvador de frente a su espejo: regreso al siglo XX | Miguel Blandino La falacia de la inversión bukelista en infraestructura (Segunda Parte) | Toño Nerio Revelan acciones terroristas fraguadas contra Cuba desde EEUU | CubaSí La presencia viva del Che | Graziella Pogolotti Venezuela denuncia tergiversaciones de Guyana en la ONU sobre controversia territorial por el Esequibo Cuba dijo Sí | Yeilén Delgado Calvo Brasil: Un Frente Amplio para derrotar al fascismo | Fernando De la Cuadra João Pedro Stédile del MST: noticias de violencia en elección es estrategia bolsonarista para disuadir voto en Brasil | Alejandro Meléndez e Irene Galindo Discurso del presidente Mahmoud Abbas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas Qué es el antiimperialismo en 2022 | Lotte Rørtoft-Madsen TINA MODOTTI: La fotógrafa revolucionaria | Rossy Villarruel Figueroa MEMORIA Mis recuerdos sobre el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, nuestra actuación en el IPN, especialmente en la Vocacional no. 7 Primera parte de dos | Carpóforo Cortés Varona Quevedo Zubieta, árboles de EU y la tala ilegal | Teresa Gil AYOTZINAPA. El Ejército juzgado y ¿el viejo poder civil? | Teresa Gil Mussolini aparece y la derecha coquetea con él, en México | Teresa Gil Por la exclusiva, usan la libertad de expresión como botín | Teresa Gil ¿Juzgadores? Otra vez la burra al trigo | Teresa Gil Órgano de difusión y debate del Movimiento Comunista Mexicano. Aquí algunos de los textos publicados en esta edición:

EDITORIAL: Solidaridad y en defensa de Alejandro Encinas
La crisis del agua en BC | Gerardo Salvador Romero González
Tercera Guerra Mundial: ¿es posible? O ¿ya comenzó? | Marcelo Colussi
La confianza | Carlos Moncada Gil
De política cultural y presupuesto | Gerardo Pérez Muñoz
¿Por qué se protege al fiscal? | Daniel Carlos García
El enemigo dentro de la 4t | Jorge Meléndez Preciado
¿Resistirá AMLO? | Jorge Meléndez Preciado
En la derechización internacional, Europa opta por el fascismo. | Óscar Alzaga
El Contexto Histórico del Asalto al Cuartel Madera | Francisco Javier Pizarro Chávez
Cincuenta años de la desaparición de la dirección comunista guatemalteca | Carlos Figueroa Ibarra
1968: 53 años después | Jaime Ornelas Delgado
Cuba vota innovador Código de las Familias | Pablo Moctezuma Barragán
La minería y los cambios que vendrán | Antonio Gershenson
El capitalismo no es natural | John-Baptiste Oduor
El Salvador de frente a su espejo: regreso al siglo XX | Miguel Blandino
La falacia de la inversión bukelista en infraestructura (Segunda Parte) | Toño Nerio
Revelan acciones terroristas fraguadas contra Cuba desde EEUU | CubaSí
La presencia viva del Che | Graziella Pogolotti
Venezuela denuncia tergiversaciones de Guyana en la ONU sobre controversia territorial por el Esequibo
Cuba dijo Sí | Yeilén Delgado Calvo
Brasil: Un Frente Amplio para derrotar al fascismo | Fernando De la Cuadra
João Pedro Stédile del MST: noticias de violencia en elección es estrategia bolsonarista para disuadir voto en Brasil | Alejandro Meléndez e Irene Galindo
Discurso del presidente Mahmoud Abbas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas
Qué es el antiimperialismo en 2022 | Lotte Rørtoft-Madsen
TINA MODOTTI: La fotógrafa revolucionaria | Rossy Villarruel Figueroa
MEMORIA
Mis recuerdos sobre el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, nuestra actuación en el IPN, especialmente en la Vocacional no. 7
Primera parte de dos | Carpóforo Cortés Varona
Quevedo Zubieta, árboles de EU y la tala ilegal | Teresa Gil
AYOTZINAPA. El Ejército juzgado y ¿el viejo poder civil? | Teresa Gil
Mussolini aparece y la derecha coquetea con él, en México | Teresa Gil
Por la exclusiva, usan la libertad de expresión como botín | Teresa Gil
¿Juzgadores? Otra vez la burra al trigo | Teresa Gil

03.10.2022 Views

56opiniónEs cierto, el epicentro del movimiento fue laCiudad de México, en el resto de la Repúblicala respuesta de las universidades públicas y lapoblación fue diferenciada, en algunas hubo unarespuesta inmediata y entusiasta, como la dePuebla, que fue una de las primeras en estallar lahuelga e incorporarse al movimiento nombrandode inmediato delegados al Consejo Nacional deHuelga y manteniendo una constante actividaden el tiempo que duró el movimiento.Por el carácter extraordinario de lasmovilizaciones que alentó y que constituyen laépica del 68; así como la elevada significaciónde la lucha frontal contra el autoritarismogubernamental; la apropiación colectiva delos recuerdos individuales en obras como la deElena Poniatowska (La noche de Tlatelolco) o lade Carlos Monsiváis (Días de guardar) y muchosmás, podemos considerar al movimiento del68 –junto con el movimiento ferrocarrilero ymagisterial de 1958–59–, como el hecho políticomás relevante de la segunda mitad del siglo XX yse ha convertido, desde entonces, en el punto dereferencia obligado para comprender al sistemapolítico mexicano, que fue uno antes y otrodespués del movimiento.En realidad, lo que intuitivamente cuestionóel movimiento –más allá de las interpretacionesposteriores–, fue la forma como transcurrían en esaépoca las opresivas relaciones entre la sociedady el aparato gubernamental. Ese proceso, largo,tenso y doloroso, agudizaba las debilidades deldesarrollo capitalista del país, caracterizado pordos problemas fundamentales que trascendieronal nacionalismo revolucionario y se mantuvieron yagudizaron en el neoliberalismo:a) Una severa desigualdad social queafecta a millones de mexicanos; yb) Un modelo político excluyente yprofundamente antidemocrático.Ambas cuestiones, se encuentran en el fondode los motivos del estallido en julio de 1968.Dada la estructura corporativa existente en elpaís en esa época, la protesta contra ese régimenno fue de la clase trabajadora que en 1958–59 fueduramente reprimida, ni de los sectores popularessometidos al consenso alienante, es decir, sincapacidad de expresión independiente; por tanto,quien habría de enfrentar la falta de democraciay tratar de combatir la creciente desigualdadque amenazaba con alcanzarla, fue la parte de lasociedad menos controlada: un sector de la clasemedia de la ciudad de México, cuyo surgimientopodemos ubicar en la modernización alemanistay la masificación de los estudios superiores. Estefue el sector que levantó la voz y fue capaz demovilizarse al margen del poder y retarlo iniciandoun movimiento que a todos sorprendió.Los resultadosLos acontecimientos sucedidos entre julioy octubre de 1968, han sido reiteradamenterelatados, y muchos analistas han insistido en queel 68 fue un parteaguas. ¿Qué se puede decirrespecto de las dos cuestiones señaladas antescomo las determinantes del movimiento?En realidad, respecto de ambas poco o nada selogró para transformar el régimen donde luegode los gobiernos priístas, a partir de 2000 hasta2018, gobernó el PRIAN. La desigualdad es laexpresión más nítida de un modo de producción,como el capitalista que se desarrolla generandola elevada concentración del ingreso y la riquezaen favor de unos cuantos y lanza a la miseria amillones de trabajadores. Pero la desigualdadse puede matizar con políticas redistributivas, acondición de modificar la modalidad de desarrollocapitalista, pero eso no ocurrió, poco cambio. Elrégimen negó la verdad del crimen, que sigueimpune. Además, la corrupción se hizo estructural.De la democracia. ni hablar. Después del 68nada detuvo la vocación represora del régimen.La criminalización de la protesta social, seconvirtió en el “recurso del método” de los

opinión 57gobiernos priístas y panistas. Se manipulabanburdamente los resultados electorales, los votosno se contaban, se asignaban. Todo esto parecíaenviar un mensaje: los sectores progresistas nuncallegarían a gobernar, hasta que, en 2018, más de30 millones de votos hicieron imposible el fraudeabriendo nuevos cauces al desarrollo delpaís.Por supuesto, lo que ocurrió en laconciencia social después del 68 no fueintrascendente; la población comenzó aser otra, lastimada por el asesinato de sujuventud ni olvidó ni perdonó y muchoscomprendieron que su vida habría deser siempre de lucha. Finalmente, elmovimiento del 68 hay que verlo comoun hito histórico que fue capaz demovilizar a muy amplios sectores de laclase media y del pueblo, lo que generómuchas expectativas de un cambiode régimen y de una transformacióndemocrática del país que diera accesoy protagonismo al pueblo de México alas grandes decisiones nacionales. Perosobre todo podemos considerar al 68como el inicio de una larga transiciónpolítica que pasa por el 10 de junio de1971; el fraude electoral de 1988; laconstrucción del sistema de partidos; latersa entrega en 2000 del gobierno, y nodel poder pues no lo tenían; los fraudes de 2006 y2012, cuyo proceso culmina el primero de julio de2018 cuando se abrió y se asumió la posibilidadde cambiar el rumbo neoliberal del país. Eso noes un hecho menor.

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opinión

Es cierto, el epicentro del movimiento fue la

Ciudad de México, en el resto de la República

la respuesta de las universidades públicas y la

población fue diferenciada, en algunas hubo una

respuesta inmediata y entusiasta, como la de

Puebla, que fue una de las primeras en estallar la

huelga e incorporarse al movimiento nombrando

de inmediato delegados al Consejo Nacional de

Huelga y manteniendo una constante actividad

en el tiempo que duró el movimiento.

Por el carácter extraordinario de las

movilizaciones que alentó y que constituyen la

épica del 68; así como la elevada significación

de la lucha frontal contra el autoritarismo

gubernamental; la apropiación colectiva de

los recuerdos individuales en obras como la de

Elena Poniatowska (La noche de Tlatelolco) o la

de Carlos Monsiváis (Días de guardar) y muchos

más, podemos considerar al movimiento del

68 –junto con el movimiento ferrocarrilero y

magisterial de 1958–59–, como el hecho político

más relevante de la segunda mitad del siglo XX y

se ha convertido, desde entonces, en el punto de

referencia obligado para comprender al sistema

político mexicano, que fue uno antes y otro

después del movimiento.

En realidad, lo que intuitivamente cuestionó

el movimiento –más allá de las interpretaciones

posteriores–, fue la forma como transcurrían en esa

época las opresivas relaciones entre la sociedad

y el aparato gubernamental. Ese proceso, largo,

tenso y doloroso, agudizaba las debilidades del

desarrollo capitalista del país, caracterizado por

dos problemas fundamentales que trascendieron

al nacionalismo revolucionario y se mantuvieron y

agudizaron en el neoliberalismo:

a) Una severa desigualdad social que

afecta a millones de mexicanos; y

b) Un modelo político excluyente y

profundamente antidemocrático.

Ambas cuestiones, se encuentran en el fondo

de los motivos del estallido en julio de 1968.

Dada la estructura corporativa existente en el

país en esa época, la protesta contra ese régimen

no fue de la clase trabajadora que en 1958–59 fue

duramente reprimida, ni de los sectores populares

sometidos al consenso alienante, es decir, sin

capacidad de expresión independiente; por tanto,

quien habría de enfrentar la falta de democracia

y tratar de combatir la creciente desigualdad

que amenazaba con alcanzarla, fue la parte de la

sociedad menos controlada: un sector de la clase

media de la ciudad de México, cuyo surgimiento

podemos ubicar en la modernización alemanista

y la masificación de los estudios superiores. Este

fue el sector que levantó la voz y fue capaz de

movilizarse al margen del poder y retarlo iniciando

un movimiento que a todos sorprendió.

Los resultados

Los acontecimientos sucedidos entre julio

y octubre de 1968, han sido reiteradamente

relatados, y muchos analistas han insistido en que

el 68 fue un parteaguas. ¿Qué se puede decir

respecto de las dos cuestiones señaladas antes

como las determinantes del movimiento?

En realidad, respecto de ambas poco o nada se

logró para transformar el régimen donde luego

de los gobiernos priístas, a partir de 2000 hasta

2018, gobernó el PRIAN. La desigualdad es la

expresión más nítida de un modo de producción,

como el capitalista que se desarrolla generando

la elevada concentración del ingreso y la riqueza

en favor de unos cuantos y lanza a la miseria a

millones de trabajadores. Pero la desigualdad

se puede matizar con políticas redistributivas, a

condición de modificar la modalidad de desarrollo

capitalista, pero eso no ocurrió, poco cambio. El

régimen negó la verdad del crimen, que sigue

impune. Además, la corrupción se hizo estructural.

De la democracia. ni hablar. Después del 68

nada detuvo la vocación represora del régimen.

La criminalización de la protesta social, se

convirtió en el “recurso del método” de los

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