07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

En mis comentarios de aquella noche, les hablé a los graduados del

carácter estadounidense: lo que decían sus logros sobre nuestra

determinación individual para dejar atrás las circunstancias de nuestro

nacimiento, así como nuestra capacidad colectiva para superar nuestras

diferencias y afrontar así los desafíos de nuestro tiempo. Relaté uno de mis

primeros recuerdos de infancia, sentado sobre los hombros de mi abuelo y

ondeando una pequeña bandera estadounidense entre una multitud

congregada para recibir a los astronautas de una de las misiones espaciales

Apolo tras un amerizaje exitoso en las aguas de Hawái. Y ahora, más de

cuarenta años después, les dije, acababa de ver a mis hijas hablar con una

nueva generación de exploradores espaciales. Ello me hizo reflexionar

acerca de todo lo que había conseguido Estados Unidos desde mi infancia.

Era un ejemplo de cómo se cerraba un círculo en la vida y una prueba, igual

que sus diplomas, igual que el hecho de que yo hubiese sido elegido

presidente, de que la idea estadounidense perdura.

Los estudiantes y sus padres lanzaron vítores y muchos ondearon

banderas estadounidenses. Pensé en el país que acababa de describirles: un

Estados Unidos esperanzado, generoso y valiente, un Estados Unidos

abierto a todo el mundo. Cuando tenía más o menos la misma edad que

aquellos graduados, me aferré a aquella idea como si me fuera la vida en

ello. Por ellos, y no por mí, deseaba ardientemente que fuera cierta.

A pesar de lo enérgico y optimista que me sentí durante el viaje del

viernes, sabía que la noche del sábado, cuando Michelle y yo debíamos

asistir a la cena de Corresponsales de la Casa Blanca en Washington,

prometía ser mucho menos inspiradora. Organizada por los periodistas de la

Casa Blanca y con la presencia al menos en una ocasión de todos los

presidentes desde Calvin Coolidge, la cena había sido concebida

inicialmente para dar una oportunidad a los periodistas y los personajes

sobre los que informaban de aparcar por una noche sus posturas a menudo

antagónicas y pasarlo bien. Pero, con el tiempo, a medida que las empresas

de noticias y de entretenimiento empezaron a fusionarse, la reunión anual se

convirtió en una versión al estilo Washington de la gala del Met o los Oscar,

con la actuación de un cómico profesional emitida en la televisión por cable

y con la asistencia de unos dos mil periodistas, políticos, magnates

empresariales y miembros de la Administración, así como un elenco

siempre cambiante de famosos de Hollywood que se agolpaban en una

incómoda sala de baile de un hotel para codearse, dejarse ver y escuchar al

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!