07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

locutores de radio conservadores la habían retomado, lo cual había

desencadenado febriles cadenas de correos electrónicos entre los activistas

de derechas. Para cuando el Tea Party se valió de ella durante mi primer año

como presidente, la fábula había crecido hasta convertirse en toda una

teoría de la conspiración: no solo había nacido en Kenia, sino que también

era un socialista musulmán encubierto, un mensajero del miedo a quien

habían adoctrinado desde la infancia —y habían colocado en Estados

Unidos usando documentación falsa— para infiltrarse en las más altas

esferas del poder estadounidense. A pesar de todo, no fue hasta el 10 de

febrero de 2011, el día antes de que Hosni Mubarak abandonase el poder en

Egipto, cuando esta absurda teoría tomó impulso de verdad. Durante un

discurso en la Conferencia para la Acción Política Conservadora en

Washington, Trump dejó caer que podría presentarse a la presidencia y

afirmó que «nuestro actual presidente apareció de la nada [...]. Quienes

fueron a clase con él nunca lo vieron, no saben quién es. Es una locura».

En un principio, no presté atención. Mi biografía estaba documentada al

detalle. Mi certificado de nacimiento constaba en Hawái, y ya en 2008 lo

habíamos publicado en mi sitio web para lidiar con la primera oleada de lo

que se acabaría conociendo como birtherism . Mis abuelos habían guardado

un recorte de la edición del 13 de agosto de 1961 del Honolulu Advertiser

que se hacía eco de mi nacimiento. De niño, camino de la escuela, cada día

pasaba delante del Centro Médico Kapi’olani, donde mi madre me había

traído al mundo.

En cuanto a Trump, no lo conocía en persona, aunque a lo largo de los

años había llegado a ser vagamente consciente de su existencia: primero

como un promotor inmobiliario que intentaba llamar la atención; más tarde,

y de manera más inquietante, como alguien que se había lanzado sobre el

caso de los Cinco de Central Park, cuando, en respuesta a la historia sobre

cinco adolescentes negros y latinos a los que habían encarcelado por haber

violado brutalmente a una corredora blanca (acusación de la que fueron en

última instancia exonerados), había comprado un anuncio de página entera

en cuatro importantes periódicos para exigir que volviese a implantarse la

pena de muerte; y, por último, como personalidad televisiva que se

promocionaba a sí mismo y a su marca como el culmen del éxito capitalista

y del consumo chabacano. Durante mis primeros dos años en el cargo,

Trump al parecer elogió mi presidencia, y declaró a Bloomberg que «en

general, creo que ha hecho un muy buen trabajo»; pero quizá porque no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!