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Una-tierra-prometida (1)

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desastre que había tardado décadas en gestarse con algún apaño rápido y

fácil, para que todos pudiéramos seguir quemando carbón y desperdiciando

energía sin sentirnos culpables.

No dije nada de todo eso. En cambio, acepté sombríamente la

responsabilidad y dije que mi trabajo era «conseguir que se arreglara».

Después eché la bronca a mi equipo de prensa diciéndoles que si hubiesen

hecho un mejor trabajo contando todo lo que estábamos haciendo para

limpiar el vertido, no habría tenido que bailar claqué durante una hora

mientras me daban una paliza. Mi equipo de prensa se quedó herido. Más

tarde, aquella misma noche, sentado solo en la sala de los Tratados, me

sentí mal por lo que les había dicho, sabía que había dirigido mi furia y mi

frustración hacia el lugar equivocado.

A las que de verdad quería insultar era a esas malditas columnas de

petróleo.

Durante las seis semanas siguientes, el vertido siguió ocupando las noticias.

A medida que se iban reduciendo las iniciativas para sellar el pozo, lo

compensamos con un mayor espectáculo de mi implicación personal. Hice

otros dos viajes a Luisiana y visitas a Mississippi, Alabama y Florida.

Trabajé junto al almirante Allen, que había accedido a retrasar su retiro

hasta que terminara la crisis, para encontrar la forma de responder a todas

las peticiones de los gobernadores, incluida una versión reducida del arcén

propuesto por Jindal. Salazar firmó una orden que desmontó con eficacia el

MMS, dividiendo las responsabilidades del desarrollo energético, las

regulaciones de seguridad y la recaudación de rentas en tres nuevas

agencias independientes. Anuncié la creación de una comisión compuesta

por ambos partidos con la tarea de recomendar formas de prevenir futuras

catástrofes en la perforación offshore . Mantuve una reunión con el gabinete

al completo por la crisis, y recibí la desgarradora visita de las familias de

los once trabajadores de la Deepwater desaparecidos en la explosión. Hasta

di un discurso desde el despacho Oval; el primero de esa naturaleza de mi

presidencia. El formato, sentado detrás del escritorio Resolute, parecía poco

natural, como de otra época, y según dicen no me salió muy bien.

El aluvión de apariciones y anuncios tuvo el efecto deseado de silenciar,

cuando no de eliminar, las malas noticias en los medios. Pero lo que en

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