07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

pedí que encabezase una concienzuda revisión de todas las regulaciones

federales existentes para que pudiésemos eliminar todas aquellas que fueran

innecesarias o hubieran quedado obsoletas.

Cass desenterró varias joyas: antiguas prescripciones que obligaban a

hospitales, médicos y enfermeras a gastar anualmente más de mil millones

de dólares en preceptivos papeleos y pesadas tareas administrativas; una

estrambótica normativa medioambiental que clasificaba la leche como

«aceite», lo que imponía a los productores lecheros unos costes anuales de

cien millones de dólares; una obligación absurda impuesta a los camioneros

que los forzaba a gastar mil setecientos millones de dólares en tiempo

perdido rellenando papeles tras cada trayecto. Pero la inmensa mayoría de

las normas que Cass revisó superaron su escrutinio, y al final de mi

mandato, incluso los analistas republicanos constataron que los beneficios

de nuestras regulaciones compensaban sus costes por una relación de seis a

uno.

La propuesta de Lisa y Carol de elevar los estándares de eficiencia en el

consumo de combustible acabó siendo una de esas regulaciones. En cuanto

les di luz verde, se pusieron manos a la obra. Encontraron un buen socio en

mi secretario de Transportes, Ray LaHood, un excongresista de Peoria y

republicano caballeroso de la vieja escuela cuya naturaleza sociable y

sincero compromiso con el bipartidismo hacían de él alguien popular a

ambos lados del hemiciclo. Un soleado día de mayo, me vi en el jardín de

las Rosas, flanqueado por un grupo de líderes de la industria del automóvil,

así como por el presidente del sindicato UAW, para anunciar un acuerdo

que iba a aumentar en 2016 la eficiencia en el consumo de combustible de

todos los nuevos coches y camiones, bajando el consumo de 8,55 litros cada

100 kilómetros a 6,63 litros. El plan aspiraba a recortar las emisiones de

gases de efecto invernadero en más de novecientas toneladas métricas en el

transcurso de la vida útil de los vehículos nuevos, lo que equivaldría a

retirar de las carreteras 177 millones de coches o a clausurar 194 centrales

eléctricas de carbón.

En sus declaraciones de ese día, los fabricantes de automóviles se

ajustaron a ese mensaje y expresaron confianza en ser capaces de cumplir

los nuevos objetivos y que para sus empresas sería beneficioso tener un

único estándar nacional en lugar de un mosaico de leyes estatales. La

rapidez y la ausencia de conflicto con la que habíamos llegado a ese

acuerdo sorprendió a los reporteros, varios de los cuales preguntaron a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!