07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

fuerzas que se desplegaban en contra de lo que tenía intención de hacer. La

excursión que hicimos después del discurso agravó mis inquietudes: un

viaje de quince minutos en helicóptero sobrevolando la inmensa ciudad,

hasta que de pronto aquel amasijo de estructuras color crema con aspecto

cubista quedó atrás y solo se vio el desierto, el sol y las maravillosas y

geométricas líneas de las pirámides recortadas sobre el horizonte. Al

aterrizar nos esperaba el principal antropólogo de El Cairo, un caballero

alegremente excéntrico con un amplio sombrero de ala ancha recién salido

de una película de Indiana Jones, y durante las siguientes horas mi equipo y

yo disfrutamos del lugar reservado solo para nosotros. Escalamos los

antiguos bloques de piedras como peñascos de cada una de las pirámides.

Nos detuvimos bajo la sombra de la Esfinge, contemplando su mirada

silenciosa e indiferente. Subimos por un conducto vertical angosto y oscuro

hasta una de las cámaras interiores del faraón, cuyo misterio quedó

salpicado por las eternas palabras de Axe durante nuestro cuidadoso

descenso en la escalera de regreso:

—Maldita sea, Rahm. Más despacio... ¡tengo tu culo en la cara!

En cierto momento, mientras veía cómo Gibbs y otros miembros del

equipo trataban de subirse a unos camellos para sacarse las fotos

reglamentarias, Reggie y Marvin me hicieron un gesto para que me uniera a

ellos en el pasillo de uno de los templos menores de las pirámides.

—Mire esto, jefe —dijo Reggie señalando un muro. Grabada en la suave

y porosa piedra, se veía la oscura imagen del rostro de un hombre. No era el

típico perfil de los jeroglíficos sino el retrato de una cabeza de frente. Una

cara larga, ovalada. Orejas prominentes adheridas como asas. Una

caricatura mía fraguada en la antigüedad de alguna forma.

—Debe de ser un pariente —dijo Marvin.

Todos nos echamos a reír y a continuación se alejaron los dos para unirse

al grupo de los camellos. El guía no me supo decir a quién representaba

aquella imagen, ni siquiera si se remontaba a la época de las pirámides.

Pero yo me quedé junto al muro un rato más, intentando imaginar la vida

detrás del grabado. ¿Había sido un miembro de la corte? ¿Un esclavo? ¿Un

capataz? Probablemente un vándalo aburrido que había acampado una

noche siglos después de que se alzara aquel muro, y que había esbozado su

imagen inspirado en las estrellas y su propia soledad. Intenté imaginar las

preocupaciones y aspiraciones que debieron de consumirlo, y la naturaleza

del mundo que había habitado, seguramente repleto de batallas e intrigas

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!