Una-tierra-prometida (1)

eimy.yuli.bautista.cruz
from eimy.yuli.bautista.cruz More from this publisher
07.09.2022 Views

somalíes hubiesen herido a ninguno de los miembros de la tripulación deveinte personas, pero el secretario Gates había ordenado al destructor USSBainbridge y a la fragata USS Halyburton que se desplazaran a la zona, yesperaban tener el barco secuestrado a la vista para cuando llegásemos aWashington.—Le despertaremos, señor, si ocurre cualquier cosa —dijo Jones.—De acuerdo —dije, sintiendo cómo el agotamiento de los últimos díasempezaba a asentarse en los huesos—. Avisadme también si llegan laslangostas. O la peste.—¿Perdón? —dijo Jones tras una pausa.—Solo bromeaba, Jim. Buenas noches.

15Nuestro equipo de seguridad nacional se pasó los siguientes cuatro díasabsorto en el drama que se desarrollaba en la costa de Somalia. Latripulación del carguero Maersk Alabama reaccionó con rapidez y se lasarregló para inhabilitar el motor del buque y la mayoría de ellos seescondieron en una sala de seguridad antes de que lo abordaran los piratas.Mientras tanto, el capitán estadounidense, un hombre valiente y sensato deVermont llamado Richard Phillips, permaneció en el puente de mando. Conla embarcación de 154 metros inutilizada y su pequeño esquife en malestado para navegar, los somalíes decidieron darse a la fuga en un pequeñobote salvavidas cubierto, se llevaron a Phillips y pidieron dos millones dedólares de rescate. Y aunque uno de los secuestradores se rindió, lasnegociaciones para liberar al capitán estadounidense no avanzaban. Eldrama no hizo más que agudizarse cuando Phillips intentó escapar saltandopor la borda. Lo único que consiguió fue que volvieran a capturarlo.Con una situación cada vez más tensa, emití la orden permanente dedisparar a los piratas somalíes en cualquier momento si parecía que Phillipsse encontraba en un riesgo inminente. Por fin, al quinto día se resolvió lasituación: en plena noche, cuando dos de los secuestradores somalíessalieron al descubierto, se pudo ver a través de una pequeña ventana que elotro apuntaba al capitán estadounidense con un arma, por lo que losfrancotiradores SEAL del Cuerpo de Marines hicieron tres dispararos. Lospiratas murieron. Phillips quedó libre.Las noticias generaron una ola de felicitaciones por toda la Casa Blanca.El titular de The Washington Post declaraba: «Primera victoria militar paraObama». Pero aunque me sentí aliviado al ver al capitán Phillipsreuniéndose con su familia, y orgulloso de nuestro Cuerpo de Marines porel modo en que habían manejado la situación, no estaba dispuesto a darmegolpes de pecho por el episodio. En parte por el simple reconocimiento deque la línea que separaba el éxito del desastre total había sido de apenas

somalíes hubiesen herido a ninguno de los miembros de la tripulación de

veinte personas, pero el secretario Gates había ordenado al destructor USS

Bainbridge y a la fragata USS Halyburton que se desplazaran a la zona, y

esperaban tener el barco secuestrado a la vista para cuando llegásemos a

Washington.

—Le despertaremos, señor, si ocurre cualquier cosa —dijo Jones.

—De acuerdo —dije, sintiendo cómo el agotamiento de los últimos días

empezaba a asentarse en los huesos—. Avisadme también si llegan las

langostas. O la peste.

—¿Perdón? —dijo Jones tras una pausa.

—Solo bromeaba, Jim. Buenas noches.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!