07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

tiempo que pasamos en la Casa Blanca, Michelle se reveló en esa situación

capaz de interactuar con cualquier chico de cualquier edad y circunstancia,

al parecer esa magia traspasaba bien las fronteras. En la escuela habló de su

propia infancia y de las dificultades que había tenido que superar, de cómo

la educación siempre le había mostrado el camino a seguir. Las chicas —de

clase trabajadora, muchas de ellas de ascendencia caribeña o sudasiática—

escucharon absortas a aquella elegante mujer que insistía en que una vez

había sido como ellas. Durante los años siguientes, varias veces visitó esa

escuela y hasta recibió a un grupo de estudiantes en la Casa Blanca. Más

tarde, un economista analizó los datos y concluyó que el encuentro de

Michelle en la escuela había generado un repunte en los resultados de sus

exámenes oficiales, y sugería que su mensaje de ambición y conexión había

producido una diferencia mensurable. Ese «efecto Michelle» era algo con lo

que yo estaba muy familiarizado; también se daba en mí. Ese tipo de cosas

nos ayudaban a recordar que nuestro trabajo como primera familia no era

solo una cuestión de política y leyes.

Michelle generó también su propia dosis de controversia. En la recepción

que convocó la reina Isabel para los líderes del G20 con sus parejas en el

palacio de Buckingham, la fotografiaron apoyando la mano en el hombro de

Su Majestad; una aparente infracción del protocolo de los plebeyos con la

realeza, aunque a la reina no pareció importarle porque a su vez deslizó el

brazo alrededor de Michelle. Por otra parte, Michelle llevaba una chaqueta

de punto sobre el vestido durante nuestro encuentro privado con la reina, lo

que sumió a Fleet Street en el desconcierto.

—Tendrías que haberme hecho caso y llevar uno de esos sombreritos

pequeños —le dije a la mañana siguiente—. ¡Y un bolsito a juego!

Ella me sonrió y me besó en la mejilla.

—Y yo espero que disfrutes de dormir en el sofá cuando volvamos a casa

—dijo con alegría—. ¡En la Casa Blanca tienes muchos para elegir!

Los cinco días siguientes fueron un torbellino: una cumbre de la OTAN en

Baden-Baden y en Estrasburgo; reuniones y discursos en la República

Checa y Turquía; y una visita sorpresa a Irak, donde —aparte de agradecer

su valor y sacrificio a una ruidosa reunión de tropas estadounidenses— tuve

una consulta con el primer ministro Maliki sobre el plan de retirada y la

transición de Irak hacia un Gobierno democrático.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!