07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

En cuanto al asunto de mi máxima prioridad —la cooperación

rusoestadounidense para reducir la proliferación nuclear, incluida la posible

fabricación de armamento nuclear por parte de Irán—, Medvédev se mostró

dispuesto a comprometerse con franqueza y flexibilidad. Aceptó mi

propuesta de que comenzaran las negociaciones entre nuestros respectivos

expertos para recortar el arsenal nuclear de nuestros países como un paso

adelante en el ya existente Tratado de Reducción de Armas Estratégicas

(START), que expiraba a finales de 2009. Aunque no estaba preparado para

comprometerse con un esfuerzo internacional para detener a Irán, tampoco

lo rechazó de primera mano, llegando a reconocer que los programas

nucleares y de misiles de Irán habían avanzado mucho más rápido de lo que

Moscú esperaba. Una concesión que ni McFaul ni Burns recordaban que

hubiese hecho jamás un cargo ruso, ni siquiera en privado.

Aun así, Medvédev estaba lejos de ser condescendiente. Me dejó claro

durante nuestra discusión que Rusia tenía sus propias prioridades: querían

que reconsideráramos la decisión de la Administración Bush de construir un

sistema defensivo de misiles en Polonia y en la República Checa. Hablaba,

doy por descontado, por boca de Putin, que entendía correctamente que la

principal razón por la que los polacos y los checos estaban dispuestos a

alojar nuestro sistema era porque eso garantizaría una capacidad militar

mayor de Estados Unidos en sus territorios, ofreciéndoles una cobertura

adicional contra la intimidación rusa.

Lo cierto era que, aunque los rusos no lo sabían, ya estábamos

replanteándonos la idea de un sistema de misiles defensivos en Europa.

Antes de partir hacia Londres, Robert Gates me había informado de que los

planes desarrollados durante la Administración Bush se habían juzgado

potencialmente menos efectivos de lo que se había pensado en un principio

frente a las amenazas presentes (sobre todo Irán). Gates me había sugerido

que encargara una revisión de otras configuraciones posibles antes de tomar

ninguna decisión.

Yo no estaba dispuesto a conceder la petición de Medvédev de incluir la

cuestión de los misiles defensivos en las próximas negociaciones de

START. Pero pensaba que nos interesaba reducir la ansiedad rusa, y la

fortuita elección del momento me permitió asegurarme de que Medvédev

no se iba de Londres con las manos vacías: le presenté mi intención de

revisar nuestros planes en Europa como un signo de nuestra voluntad de

discutir el asunto de buena fe. Añadí que el progreso a la hora de detener el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!