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Una-tierra-prometida (1)

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—¿Cuándo ha ocurrido esto? —pregunté revisando el artículo en

diagonal.

—Hace unos cinco minutos —dijo Gibbs.

—¿Ha llamado Boehner para ponernos sobre aviso? —pregunté.

—No —dijo Rahm.

—¿Tengo motivos entonces para pensar que esta mierda no es fiable? —

pregunté mientras el grupo de los nuestros ya se dirigía hacia la Bestia.

—Eso sería correcto, señor presidente —dijo Rahm.

Las reuniones con los caucus no fueron abiertamente hostiles. Boehner,

Cantor y el jefe de la Convención de Republicanos del Congreso, Mike

Pence, ya estaban en el atril cuando llegué (evitando con destreza hablar de

la artimaña que acababan de hacerme) y tras la breve introducción de

Boehner y un pequeño aplauso de compromiso, subí al estrado para hablar.

Era la primera vez que lo hacía en una reunión republicana en el Congreso

y resultaba difícil no sorprenderse ante la uniformidad de la sala: fila tras

fila se veía a una gran mayoría de hombres blancos de mediana edad, junto

a aproximadamente una docena de mujeres y dos o tres hispanos y asiáticos.

La mayoría de ellos me miraron impávidos mientras hacía un breve

resumen de los estímulos, citando los últimos datos del colapso de la

economía, la necesidad de una acción inmediata y el hecho de que nuestro

paquete contenía recortes de impuestos que los republicanos llevaban

promoviendo mucho tiempo, y hablando de nuestro compromiso a reducir

el déficit a largo plazo cuando acabara la crisis. El público se espabiló

cuando abrí la ronda de preguntas (o, para ser más precisos, de pequeñas

declaraciones que fingían ser preguntas) y respondí a todos animadamente,

como si mis respuestas sirvieran para algo.

—Señor presidente, ¿por qué este proyecto de ley no hace nada acerca de

las leyes promovidas por los demócratas que obligaron a los bancos a dar

hipotecas a solicitantes no cualificados y que fue la verdadera causa de esta

crisis financiera?

(Aplauso.)

—Señor presidente, aquí tengo un libro que afirma que el New Deal no

solo no acabó con la Gran Depresión sino que hizo que las cosas fueran aún

peores. ¿Está de acuerdo en que los así llamados estímulos de los

demócratas no están haciendo más que repetir esos errores y que dejarán un

mar de tinta roja que tendrán que limpiar las próximas generaciones?

(Aplauso.)

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