07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

calculadora del Partido Demócrata que asistía a Davos, que consentía a

Wall Street, aquella facción enfocada en Washington y obsesivamente

centrista contra la que nos habíamos presentado? ¿Cómo podía confiar en

él?

Todas eran variaciones de una pregunta que se iba a repetir los meses

siguientes: ¿qué tipo de presidente quería ser? Había ejecutado una gran

maniobra durante la campaña, atrayendo el apoyo de independientes e

incluso de algunos republicanos moderados, con la promesa del

bipartidismo y el final de las políticas de desmontaje, al mismo tiempo que

había retenido el entusiasmo de la izquierda. Y no había conseguido eso

diciéndole a distintas personas lo que querían oír sino sosteniendo lo que

sentía que era verdad: que para avanzar en políticas progresistas, como una

sanidad universal o la reforma de la inmigración, no solo se podía sino que

se debía evitar el pensamiento doctrinario, destacar lo que funcionaba y

escuchar con respeto lo que opinaba la otra parte.

Los votantes habían apoyado mi mensaje porque sonaba diferente y

estaban ávidos de algo diferente; porque nuestra campaña no dependía del

respaldo de los grupos de interés habituales y de agentes intermediarios que

de otra forma me habrían obligado a una estricta ortodoxia partidista;

porque era algo nuevo e imprevisto, un lienzo blanco sobre el que los

simpatizantes de todo el espectro ideológico podían proyectar su propio

concepto de cambio.

Sin embargo, en cuanto empecé a designar los cargos, comenzaron a

notarse las distintas expectativas que había en el seno de mi propia

coalición. Al fin y al cabo, cada persona que elegía para un puesto de la

Administración traía consigo su propio historial, su rastro documental y su

grupo de seguidores y detractores. Al menos para los expertos —los

políticos, agentes y reporteros cuyo trabajo consistía en saber predecir el

futuro— cada uno de aquellos nombramientos mostraba mis verdaderas

intenciones políticas, mi inclinación a la derecha o la izquierda, mi

disposición a romper con el pasado o a vender más de lo mismo. La

elección de las personas reflejaba la elección de las políticas, y con cada

nueva elección, iba creciendo la posibilidad del desencanto.

Cuando llegó la hora de formar mi equipo económico, decidí anteponer la

experiencia a los nuevos talentos. Sentía que las circunstancias así lo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!