07.09.2022 Views

Una-tierra-prometida (1)

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

opinión no había ninguna amenaza importante sobre el mercado financiero

o la economía en general. El resto de temas que tenía sobre la mesa, entre

los que estaba el comienzo de las elecciones de medio mandato, hicieron

que las advertencias de George se esfumaran de mi mente. De hecho,

cuando le volví a ver un par de meses más tarde, a principios de 2007, tanto

el mercado financiero como el inmobiliario habían continuado bajando,

pero no parecía nada serio. George me dijo que le habían forzado a

abandonar su posición «corta» tras haber tenido grandes pérdidas.

«Sencillamente me he quedado sin dinero para seguir apostando —me

dijo bastante tranquilo, y agregó—: Al parecer he subestimado lo dispuesta

que estaba la gente a mantener la farsa.»

No le pregunté a George cuánto dinero había perdido y pasamos a otros

temas de conversación. Aquel día nos separamos sin saber que la farsa no

iba a durar mucho más tiempo, ni que apenas un año y medio más tarde el

papel de sus terribles efectos colaterales iban a ser determinantes en que yo

fuera elegido presidente.

«Senador Obama, Hank Paulson al habla.»

Era una semana y media después de la Convención Nacional

Republicana, once días antes de mi primer debate con John McCain. Estaba

claro por qué razón el secretario del Tesoro de Estados Unidos me había

pedido esa llamada.

El sistema financiero estaba colapsando y arrastraba a la economía de

Estados Unidos con él.

A pesar de que Irak había sido nuestro tema principal al comienzo de la

campaña, la necesidad de políticas económicas más progresistas siempre

había ocupado un lugar central en mi propuesta de cambio. En mi opinión,

una combinación de la globalización y las revolucionarias nuevas

tecnologías había ido modificando de forma esencial la economía

estadounidense durante al menos dos décadas. Los fabricantes habían

trasladado su producción al extranjero, aprovechando la mano de obra

barata y la posibilidad de traer productos económicos para que los

vendieran las grandes tiendas especializadas, contra las que los pequeños

negocios no podían competir. En los últimos años internet había hecho

desaparecer puestos de trabajo en oficinas y, en algunos casos, hasta

industrias completas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!