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Una-tierra-prometida (1)

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tarde se sintió un poco incómoda cuando en la ceremonia el reverendo

Wright describió las obligaciones conyugales de los recién casados en unos

términos mucho más explícitos de los que Toot había oído nunca en la

iglesia metodista de su infancia.

Favs escribió el primer borrador, y durante las dos noches siguientes me

quedé hasta tarde corrigiéndolo y reescribiéndolo, hasta que por fin lo

terminé a las tres de la madrugada del día en el que lo tenía que leer. Marty,

Valerie y Eric Whitaker, junto a Axe, Plouffe y Gibbs, se reunieron con

Michelle y conmigo en la sala de espera del National Constitution Center de

Filadelfia para desearme suerte.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó Marty.

—Bien —contesté, y era cierto—. Supongo que si funciona, podremos

dejar esto atrás. Si no, lo más probable es que perdamos. En cualquier caso,

voy a decir lo que pienso.

Funcionó. Las emisoras retransmitieron el discurso en directo y, en

veinticuatro horas, más de un millón de personas lo habían visto en internet;

una cifra récord en aquel entonces. Las críticas de los expertos en política y

editorialistas de los medios a lo largo del país fueron sólidas, y el efecto en

los que estaban en la sala —Marty incluido, al que sacaron una foto con una

lágrima enorme cayéndole por la mejilla— indicaba que había tocado una

fibra sensible.

Pero la opinión más importante llegó aquella noche, cuando llamé a mi

abuela en Hawái.

—Has dado un discurso muy bonito, Bar —me dijo—. Sé que no ha sido

fácil.

—Gracias, Toot.

—Sabes que estoy muy orgullosa de ti, ¿verdad?

—Lo sé —contesté.

Solo después de colgar el teléfono dejé de aguantarme las ganas de llorar.

El discurso contuvo la hemorragia, pero el problema con el reverendo

Wright había pasado factura, sobre todo en Pensilvania, donde los votantes

demócratas eran mayores y más conservadores. Lo que nos evitó una caída

libre fue el duro trabajo de nuestros voluntarios, la entrada de dinero por

parte de pequeños donantes que nos permitió seguir emitiendo anuncios

durante otras cuatro semanas, y la disposición de algunos políticos clave del

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