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Una-tierra-prometida (1)

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—Porque, Hillary, estoy deseando que algún día también tú seas mi

asesora.

Fue una gran noche para el equipo.

Un mes antes de las primarias, una encuesta de intención de voto de Des

Moines Register me ponía tres puntos por delante de Hillary. El sprint

estaba en su cénit, con los candidatos recorriendo de punta a punta el

estado, tratando de ganar en las últimas semanas cualquier votante indeciso,

también de encontrar y motivar a grupos de personas que de otra forma no

se habrían presentado a la asamblea de designación de candidatos. La

campaña Clinton había empezado ofreciendo quitanieves gratis a sus

simpatizantes en el caso de que hiciera mal tiempo, y en un gesto que luego

fue muy criticado por su elevado precio, Hillary se embarcó en un tour

relámpago en el que visitó dieciséis condados de Iowa en un helicóptero

alquilado (al que su campaña apodó el Hillarycóptero). Mientras tanto John

Edwards trató de cubrir una distancia similar en autobús.

Nosotros también tuvimos unos cuantos grandes momentos, incluida una

serie de eventos con Oprah Winfrey, que se convirtió en amiga y

simpatizante y que en la carretera resultó ser tan sabia, divertida y amable

como en persona, atrayendo a casi treinta mil personas entre los dos

recorridos en Iowa, ocho mil quinientas en New Hampshire y casi treinta

mil en Carolina del Sur. Los encuentros eran electrizantes y arrastraron a la

clase de nuevos votantes que más necesitábamos. (Hay que decir que la

mayor parte de mi equipo estaba deslumbrado por Oprah, con la predecible

excepción de Emily, la única persona famosa por la que mostró interés en

conocer fue Tim Russert).

Al final, sin embargo, no son ni las encuestas ni las distancias de los

recorridos o las personas famosas que nos acompañaron lo que recuerdo

más. Más bien es que en esos últimos días la sensación que teníamos en la

campaña era la de una familia. La franqueza y honestidad de Michelle

demostraron ser de gran valor, durante la campaña fue siempre natural. El

equipo de Iowa la bautizó como The Closer por la cantidad de gente que se

alistaba cuando la oían hablar. Todos nuestros amigos más cercanos y

nuestros hermanos vinieron a Iowa, Craig desde Chicago y Maya desde

Hawái, también vino Auma desde Kenia; estaban los Nesbitt, los Whitaker,

Valerie y sus hijos, eso por no hablar del aluvión de tíos, primos y sobrinos

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