Tribuna Comunista Núm. 500

opinión
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plenamente con la caracterización que de él hace
José Luis Alonso, Chelis. Dice: “Morena no es ni
será nunca de los comunistas. Seguirá siendo el
movimiento-partido que administra un capitalismo
con rostro humano y con relativa justicia social.
Un Estado-gobierno burgués priísta, nacionalista
y progresista, con fuertes vínculos con el
imperialismo norteamericano y Canadá. Sin que
deje de darse aires de izquierda como cuando
apoya al pueblo y gobierno cubanos”.
Hay que saludar el progresismo de Morena y
de su gobierno. Tampoco podemos esperar más
de él, salvo que asegure después del 2024 la
continuidad y permanencia de su proyecto. Que
radicalice su postura y política pública depende
de la izquierda socialista, no solo los que así se
reivindiquen y militen en ese partido, sino también
quienes están afuera.
En lo personal, respeto a los socialistas que
han decidido militar en Morena, incluidos
aquellos que a la par actúan en el MCM, que
no son pocos. Lo que tiene que quedar claro es
que dicho partido y su gobierno no avanzarán
conforme nuestra propuesta y alternativas, si no
la impulsamos a través del movimiento de masas.
Estos días señalaba con algunos compañeros
que, por ello, había que irles a todas, no dejar
pasar ningún movimiento, estar con ellos, mostrar
primeramente nuestra solidaridad, después
plantear nuestra propuesta y luchar con ellos
hasta la satisfacción de sus demandas.
Para lograr lo anterior es necesario que aparte
de conocer o tener un diagnóstico sobre el aquí y
ahora, con una apreciación objetiva, de la cual se
desprenda una propuesta veraz y comprensible
por parte de los sectores de la sociedad donde
se presente. Esto implicará que siempre se tiene
que confrontar lo que se propone con la realidad.
El otro aspecto planteado es trabajar desde
abajo, en todos los espacios e instancias que
sea posible, cada quien en la trinchera que le
corresponde, sin excluir el ámbito familiar, quien
no puede convencer a sus familiares directos,
entonces tiene una gran limitación para sumar a
otros a la lucha revolucionaria.
Ello se tiene que hacer de manera coordinada y
en colectivo. Opinar y proponer de fuera, sin actuar,
solo viendo pasar las cosas y los acontecimientos
es materia de politólogos y académicos, pero no
de revolucionarios. Muchos defienden ese carácter
argumentando que su papel profesional les exige
la presunta imparcialidad y el apartidismo, lo cual
evidentemente no es cierto.
Lo mismo sucede a los que desde hace décadas
llamábamos “francotiradores”, que nunca se
comprometen a nada. Opinan, critican incluso
a organizaciones y militantes, los corrigen y dan
línea, pero nunca mueven un dedo, siempre
ponen pretextos para no hacer nada.
Los comunistas no podemos asumir
actitudes de este tipo, no caben en nosotros.
Afortunadamente en el MCM hemos podido
ir retomando este camino de debate político,
conjuntado con trabajo político más colaborativo,
en equipo y empujando en un solo sentido, con
objetivos comunes. Aunque hay que reconocer
que faltan aún compañeros a integrarse a esta
forma de trabajo y a esta dinámica, cuestión que
tenemos que atacar para erradicarla.
Esto se evidencia en la inercia que ha retardado
en la etapa de crecimiento y desarrollo del MCM,
la integración de todos sus miembros en Núcleos
básicos, municipales y estatales, a fin de dar
mayor cuerpo organizativo a nuestra todavía
modesta agrupación política. Un avance para
avanzar es la definición que por fin se ha logrado
con la discusión y aprobación de los documentos
básicos, con los cuales no habíamos contado en
los primeros diez años de vida.