Tribuna Comunista Núm. 500

desde los estados 37
del material y la regañiza de los jefes en la casa.
Además, organizamos las brigadas juveniles, que
asumían esas tareas de propaganda, así como la
venta de nuestro periódico Oposición.
Juan José Macías (El Macanas) iniciaba con
sus pininos en la poesía, que conjuntamente con
Enrique Alcalá (El Huesos), Catalina Gaytán (Caty),
Javier Galván, Jesús Casillas (El Cacerolo) y otros
compañeros prepos, crearon el grupo de música
folklórica Mayahuél. Así, La lucha de clases llegó
también a la música, los folkloristas decían que
esa música era la neta del planeta, el sentir hondo
del pueblo, que el rock no era más que una
expresión del decadente imperialismo yanqui,
con sex, drugs and rock and roll. Claro, la mayoría
de chavos eran folkloristas (los bolcheviques).
La minoría (los mencheviques) éramos roqueros,
de los Doors pa’rriba. El canto desgarrado
y el ritmo frenético que rompía no solo los
tímpanos sino el decadente sistema patriarcal, la
revolución cultural de hacer el amor y no guerra,
del peace and love. Pero en las fiestas éramos
eclécticos y pactamos tregua, escuchábamos a
Los Folkloristas y demás, Los Solitarios y demás
grupos románticos, Santana y demás rockeros,
y terminábamos sempiternamente, cantando a
José Alfredo Jiménez.
V
Los polvos de esos caminos
En la trayectoria del camarada Emilio
los momentos más inquietantes que vivió
políticamente, fueron en primer término la caída
del Muro de Berlín y la llamada Perestroika rusa, que
devino en la postergación de la utopía socialista.
Como buen estalinista nunca estuvo de acuerdo
con el reformismo implementado por Gorbachov
y Yeltsin, que devino en un abrupto casi golpe de
Estado, con una transición democrática abortada
por el actual semiautocrático de Vladimir Putin.
Otro de estos momentos fue la disolución del
Partido Comunista y la creación del PSUM-PMS-
PRD y hoy gran parte de MORENA. Cuando se
forma el PRD, como un partido que ya no tiene
en su horizonte programático el socialismo,
el camarada Emilio conjuntamente con Laura
García, Raymundo de Lira, y otros compañeros,
conformamos la Corriente Socialista, como
una alternativa ante la avasalladora cultura
política priísta que portaban buena parte de los
dirigentes, nacionales y regionales, así como
una gran cantidad de la base perredista. Fuimos
tachados de sectarios y nostálgicos, por algunos
de nuestros “camaradas” de antaño. Uno de
nuestros objetivos era la formación política de las
nuevas generaciones, el apoyar los movimientos
sociales y mantener una acción política
congruente. Lamentablemente la realidad fue una
gran loza por superar, el pragmatismo político, el
oportunismo fue moneda de circulación franca en
el nuevo partido, el chapulinizmo fue el deporte
favorito de la vieja y nueva clase política.
Estar en el campo del deber ser, de la utopía
por construir, da pie a la imaginación del futuro
por venir, pero cuando una opción política se
convierte en poder real, y que ese poder pervierte
el ideal, cabe cuestionarse: ¿Es por esto por lo
que luchamos, por puestos de representación y
administrativos?, y el tan llevado y traído pueblo
¿dónde queda?
Por eso, debemos honrar y rescatar el legado
del Camarada Emilio: ser pueblo, luchar con el
pueblo. Y a pesar de que tuvo una familia de 14
hijos con Doña Socorro Gallegos Azcona, muchos
de nosotros somos hijos políticos de Emilio Alcalá,
un ciudadano del mundo, pero de Fresnillo.