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El pánico a los terremotos - La Brujula

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8 LA BRÚJULA sEMANAL // 01–07 sEpt 2011<br />

<strong>El</strong> <strong>pánico</strong> a <strong>los</strong><br />

<strong>terremotos</strong><br />

<strong>El</strong> temor por <strong>los</strong> sismos ha marcado la vida de <strong>los</strong> nicaragüenses,<br />

especialmente en Managua, y su temor se ha heredado a las<br />

generaciones siguientes. Es un asunto de salud pública pendiente.<br />

Aún así, muchas personas desconocen qué hacer antes, durante y<br />

después de un terremoto<br />

NERY GARCíA<br />

// CONEXIONEs - UCA<br />

Sintieron las camas moverse<br />

como si fueran mecedoras.<br />

Se escuchaba el rugido de la<br />

tierra y <strong>los</strong> gritos de <strong>los</strong> vecinos<br />

estaban por todos lados.<br />

<strong>El</strong> polvo cubría sus cuerpos y<br />

las tinieblas nublaron sus vistas. No había<br />

luz. <strong>La</strong>s débiles paredes de taquezal sucumbieron<br />

ante el terremoto que sacudió<br />

Managua la madrugada del 23 de diciembre<br />

de 1972. Eran pasadas las 12:30 a.m.<br />

<strong>El</strong>las estaban soterradas.<br />

Era sábado. Tenía nueve años cuando<br />

Flor Ramírez, junto a su madre y otra niña<br />

—vecina— quedaron atrapadas entre <strong>los</strong><br />

escombros de un barrio capitalino de la<br />

antigua Managua. Estaba allí, dormida,<br />

cuando el sismo de 6.2 en la escala de Richter<br />

provocó en segundos el colapso de<br />

más del 60 por ciento de la ciudad: más<br />

de 600 manzanas fueron destruidas en un<br />

santiamén y alrededor 50 mil edificaciones<br />

quedaron hechas añicos.<br />

<strong>La</strong> madre de Flor, Antonia Torres, enfrentó<br />

sus miedos y desde entonces viven<br />

con el<strong>los</strong>. «Me acuerdo que mi mamá con<br />

sus manos empezó a abrir un hoyo, aventó<br />

a la niña más chiquita, la empujó, luego<br />

salí yo y por último salió ella. Saliendo<br />

mi mamá, yo me acuerdo perfectamente<br />

como si fuera hoy mismo, se termino de<br />

caer la casa», rememora Flor, después de<br />

casi 39 años.<br />

Esa madrugada, en otro lugar de Managua,<br />

Auxiliadora Sánchez descansaba<br />

en casa de su abuelito. «Estábamos dormidos.<br />

Hubo uno a las diez de la noche,<br />

no fue tan fuerte, ya el del terremoto sí.<br />

Me acuerdo que cuando abrimos las puertas<br />

ya no había luz, las casas se caían»,<br />

cuenta la señora, quien recuerda que <strong>los</strong><br />

lamentos no cesaban en medio de las tinieblas,<br />

que se acentuó por el colapso del<br />

servicio eléctrico.<br />

Muerte, heridos y trauma<br />

zzzzzWilliam Ñamendy tenía 14 años en ese<br />

entonces. A diferencia de Auxiliadora y<br />

«Managua tenía una población de<br />

apenas 500 mil habitantes y más de 250<br />

mil personas fueron las desplazadas,<br />

damnificados, personas que perdieron<br />

todo, sus propiedades completas».<br />

JOSé LUIS PéREZ<br />

Flor, él lamentó la muerte de nueve miembros<br />

de su familia. Ahora tiene 53 años, y<br />

mientras lo entrevistamos se inquieta, se<br />

mueve de un lado a otro y reseña cómo<br />

vivió ese momento: «ya el temblor no era<br />

juego, bangan, bangan (repite en sonidos)<br />

entre más temblaba más fuerte, ya se oían<br />

<strong>los</strong> lamentos, se oían <strong>los</strong> gritos».<br />

Managua era un cementerio el 23 de<br />

diciembre 1972. <strong>El</strong> terremoto no se conformó<br />

con derribar casi toda la capital, sino<br />

que también se empeñó en provocar la<br />

muerte de más de 10 mil personas y dejar<br />

a más de 20 mil heridos, sin contar el dolor<br />

de quienes lograron sobrevivir y las secuelas<br />

que quedaron incrustadas.<br />

Quienes vivieron esos tiempos todavía<br />

sienten el calor sofocante que anunciaba<br />

esa catástrofe. Después del derrumbe de la<br />

ciudad, la oscuridad se extendió por largas<br />

horas y se empeñó en no dejar asomar la<br />

luz del sol.<br />

Había zozobra y <strong>los</strong> dos replicas posteriores<br />

de cinco y 5.2 grados, ocurridos a<br />

las 1:18 a.m. y 1:20 a.m., parecían anunciar<br />

el fin del mundo, y luego, se obser-<br />

la falla que provocó<br />

el terremoto de 1972<br />

zzzzz<strong>La</strong> destrucción casi total de la antigua<br />

Managua en 1972 fue iniciada por el movimiento<br />

de la falla Tiscapa, la que a su vez<br />

activó las fallas Chico Pelón, Los Bancos y<br />

Escuela (que atraviesan la antigua Managua),<br />

lo que dejó pérdidas calculadas en<br />

más de 800 millones de dólares, más de<br />

10 mil muertos y más de 20 mil personas<br />

heridas, sin incluir las secuelas que provocó<br />

a <strong>los</strong> capitalinos.<br />

Dionisio Rodríguez, director del Instituto<br />

de Geología y Geofísica – UNAN, explica<br />

que el hipocentro (punto de origen del<br />

sismo en el interior de la tierra) de la falla<br />

Tiscapa tiene inicio en el suelo, debajo del<br />

lago Xolotlán, cuya longitud es de unos 10<br />

kilómetros y atraviesa la laguna que tiene el<br />

mismo nombre de la falla.<br />

Además, de acuerdo a <strong>los</strong> estudios de<br />

<strong>los</strong> geólogos de ese instituto, la falla Tiscapa<br />

activo a las fallas Chico Pelón, Los Bancos y<br />

Escuela, que atraviesan la antigua ciudad de<br />

Managua, por lo que se confabularon para<br />

provocar la catástrofe.<br />

«<strong>La</strong> traza de la falla se manifestó en la<br />

superficie por medio de grietas, y sistemas<br />

en échelon (escalón de tensión) observados<br />

en la zona norte de las fallas de Tiscapa y<br />

Escuela. <strong>El</strong> desplazamiento observado en<br />

esta zona fue predominantemente horizontal<br />

y con un sentido lateral izquierdo», se<br />

lee en un fragmento de un estudio realizado<br />

por el geólogo Car<strong>los</strong> Rubí.<br />

Agrega que las malas construcciones,<br />

muchas de ellas hechas de taquezal, fueron<br />

suficientes para que el sismo sacudiera la<br />

capital y la derribara sin resistencia alguna.<br />

Otro factor que añade Rubí es que la<br />

ocurrencia del sismo provocado por la falla<br />

Tiscapa fue justo debajo de la ciudad, que<br />

en contubernio con las fallas Chico Pelón,<br />

Los Bancos y Escuela devastaron sin misericordia<br />

la Managua de 1972.<br />

vaba un cielo enrojecido, como quemado<br />

por resplandor del infierno que provocó el<br />

terremoto.<br />

«¡Costó que amaneciera!», relata Auxiliadora.<br />

En ese instante ella parece haber<br />

retrocedido el tiempo en su cabeza para<br />

encontrarse de nuevo con sus viejos temores,<br />

y se queda un instante ida, con la<br />

mirada fija sobre la pared de su hogar en<br />

Ciudad Sandino.<br />

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