03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

durísimos. A mí me empezó a sangrar la nariz, tenía una camisa blanca y

me la manché toda. Carolina se puso histérica. La pendeja tenía dieciséis

años, estaba encerrada en su pieza con un tipo y, encima, drogada como

nunca. Empezamos a bajar, yo me sentía para el culo, pero tenía que

aguantarla a Carolina, que se había convencido de que iba a morirse y

quería llamar a los viejos para ir al hospital. Bardo. Por suerte, apareció el

hermano de Carolina, que nos dio alcohol, metió a la hermana en la cama,

entretuvo un rato a los viejos y a mí me hizo salir por la ventana de su

pieza. El hermano de Caro es el tipo más tranquilo que conozco.

—Es feo zarparse. La otra vuelta me hice un pico y...

—Basta, Val.

—Ta bien, cambiamos de tema, pero ya mismo. ¿Qué tenés para

escuchar?

Facundo se dio vuelta para mirar la pila de compacts.

—Hole, Lou Reed, Iggy Pop, Stones... El viejito se puso las pilas y me

regaló la discografía completa de Tom Waits. Lo que debía parecer en la

disquería el viejo ridículo, sin saber ni cómo pronunciar el nombre —

Facundo se quedó pensando—. Qué asco.

Hacía rato que Narval no le preguntaba a Facundo por qué seguía con el

viejo, del cual apenas sabía que era viejo y casado y tenía plata, a juzgar

por los regalos que le hacía a Facundo. Siempre obtenía las mismas

respuestas: «De algo tengo que vivir» o silencio absoluto. Aparentemente,

el viejo era uno de los pocos clientes estables de Facundo porque la

mayoría iba y venía sin la menor continuidad. Narval sabía que Facundo

nombraba sólo a la mitad de ellos; alguna que otra vez deslizaba una

anécdota, pero nada más.

Facundo puso un compact de Lou Reed y canturreó «Walk on the wild

side». Después dijo:

—Val, anoche asustaste a Esteban terriblemente. Salió diciendo que eras

una aparición o algo así. Qué le dijiste, qué te pasaba.

Narval se revolvió en el asiento. Estoy re—duro y voy a hablar de más,

pero lo necesito, mierda, está pasando algo raro y Facundo quizá sea el

único que pueda entender, pero no sé cómo empezar, ni siquiera sé si me

atrevo a contarlo, pensó.

—¿Alguna vez sentiste que no pertenecías? —le preguntó Narval,

respirando hondo.

—¿Que no encajás? Sí, muchas veces.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!