03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—No tengo idea. Se fue —dijo Esteban, y encendió un cigarrillo

nerviosamente—, Cáguense de risa, si quieren, pero el tipo tenía una cara

increíble, y no porque estuviera drogado. Parecía poseído; cuando lo

toqué, fue como si hubiese rozado una energía maligna. Ustedes no creen

en estas cosas, pero existen, y a mí me dio mucho miedo.

Facundo se miró la punta de las botas. El Negro resopló. Desde que

conocía a Esteban, el tipo había escuchado voces, había tenido encuentros

con todo tipo de seres de otros mundos, había visto duendes; el diablo le

había hablado desde el Walkman. Al Negro esas historias le daban risa,

pero ya se estaba hartando de los encuentros cercanos de Esteban y todo

eso le parecía una enorme pelotudez.

—No te hagas el raro que no sos ningún médium, gil —dijo—. Decile

dónde está y córtala con el teatro.

—No —dijo Facundo—. Déjenlo solo. Calíate la boca, Negro. No te

metas.

Carolina los miró a todos.

—¿Qué les pasa? ¡Ey! Si todo esto es una pavada...

El Negro miraba a Facundo con una profunda bronca. No podía aguantar

que lo mandara a callar, no podía aguantar a Facundo.

—¿No será que no querés que te saquen el novio, Facundito?

Facundo suspiró.

—Nunca entendés nada, Negro. Jamás. Debe ser difícil ser tan estúpido.

—¿Qué decís, imbécil? No te pego porque sería como pegarle a una

minita.

El Negro estaba gritando. Tenía los ojos muy abiertos, porque estaba

muy duro; apretaba los puños y parecía a punto de bajarle los dientes. Pero

Facundo había empezado a sonreír, tranquilamente, con los ojos grises

entreabiertos, con una expresión altanera.

—No me pegás porque no podés pegarme. No podés ponerme un dedo

encima.

El negro lo empujó contra la barra.

—¿Y por qué no, puto de mierda?

—No sé —dijo Facundo—. Eso preguntátelo vos.

El Negro amagó con cerrar una mano para pegarle, pero sólo le dio otro

empujón.

—Sos una mierda —dijo, y se fue, casi corriendo, empujando a la gente.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!