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Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

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entusiasmo. Se sintió un poco mejor cuando su oscuro cabello se

transformó en rojo y lleno de bucles. Las primeras veces que salió de su

encierro, acompañada por Esteban, que le contaba chistes malos para

hacerla reír, se negó a acercarse a los boliches de siempre, para evitar

encontrarse con Facundo. Pero lo buscaba en todos lados, lo confundía con

cada chico de cabello negro y largo que veía. Quería volver a verlo, lo

extrañaba. El recuerdo de la espantosa noche en el hotel se estaba

haciendo difuso, como si nunca hubiera sucedido. No conseguía odiarlo

por eso; hasta lo entendía.

Una noche, borracha en una esquina, le había dicho a Esteban:

—Quiero ir a Sonic.

—Facundo va a estar ahí seguro, Caro.

—Ya sé. Quiero verlo.

—¿Estás segura?

—Sí, estoy segura.

Esteban, encogiéndose de hombros, la llevó hasta Sonic. Entraron de la

mano porque Carolina temblaba sin parar. Avanzaron entre la gente hasta

llegar a la barra y ahí Esteban le puso las manos en los hombros.

—Quedate tranquila.

—No digas pavadas y traeme algo de tomar —dijo ella.

Mientras se bajaba el primer whisky, Facundo pasó caminando entre la

gente, con una remera corta que dejaba ver su cintura y unos pantalones de

gamuza marrones que nacían en las caderas. Carolina corrió hacia el baño

y vomitó mientras Esteban le sostenía la frente y trataba de no salpicarse.

En la puerta del baño, varios chicos rodeaban a una pareja que cogía en el

suelo, alentándola con palmas y gritos. El chico tenía tatuada en la espalda

la lengua de los Rolling Stones.

Esteban acompañó a Carolina hasta su casa esa noche y se quedó a

dormir a su lado: Por un instante, Carolina pensó en hacer el amor con él,

pero eso hubiera sido injusto para ambos porque se querían mucho y desde

hacía mucho tiempo. Esteban nunca había intentado transarse a Carolina.

Podía acompañarla hasta el fin del mundo, pero como amigo.

La noche siguiente, Carolina le mintió a Esteban diciéndole que prefería

quedarse a dormir. Y, minutos después, salió para Sonic. No le fue difícil

encontrar a Facundo. Se acercó al rincón oscuro donde estaba él, dejó que

le tocara uno de sus bucles rojos con la punta de los dedos mientras le

convidaba un cigarrillo. Ella lo fumó en silencio abrazada a él. Esa noche

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