03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Acostado, acurrucado bajo las sábanas, en la cama, Facundo tenía los

ojos brillantes y la mirada fija. No había nada de humo ni olor a cigarrillo

en el ambiente: a Armendáriz lo asustó un poco el hecho de que Facundo

no hubiera fumado por un buen rato.

—Hola.

—Hola —contestó Facundo, en voz baja.

Armendáriz se agachó junto a la cama y le apoyó una mano en el

hombro.

—La puerta estaba abierta, por eso...

—Está bien.

—¿Por qué estás en cama?

—Me siento mal —dijo Facundo—, Es como si estuviera bajando de

merca, pero no tomé nada. Es horrible, no puedo respirar bien, tengo el

corazón a mil, qué sé yo —y tembló súbitamente, como afiebrado.

—No me asustes. ¿Por qué no vas al médico?

—No, no pasa nada. Soy un maricón, siempre me duele algo, siempre

me siento mal.

Armendáriz le tomó la mano y se la besó. La mantuvo entre las suyas y

enseguida sintió que se humedecían con el sudor de Facundo.

—Igual, me gustaría que fueras al médico. Tengo un amigo...

—Te dije que no —interrumpió Facundo—. Estoy cansado, necesito

dormir.

Era cierto. Había pasado la noche revolcándose en la cama, enredado en

las sábanas, con las manos sobre el pecho tratando de detener al corazón,

muerto de miedo, un miedo enorme que hacía que parecieran estúpidos

todos los terrores que había sentido en su vida.

—Hace frío —dijo, y Armendáriz se emocionó porque era la primera vez

que veía a Facundo realmente inseguro y desprotegido.

Le subió las sábanas hasta la barbilla y le secó suavemente la cara pálida y

frágil.

—Metete en la cama así me das calor —dijo Facundo.

Armendáriz, mudo, dudó unos instantes antes de hacerle caso. Se metió

entre las sábanas con los mocasines puestos y el trémulo cuerpo de

Facundo se abrazó al suyo con tanta fuerza que casi lo dejó sin aire.

—Tengo tanto miedo —dijo Facundo, retorciendo la camisa de

Armendáriz entre sus dedos—, tanto miedo de no volver a verte... Siempre

me importaste un carajo. No es que tenga miedo de no volver a verte a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!