Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Ah —dijo Facundo—. Supongo que esta vez será distinto. ¿En serio
era para tanto?
—No me digas que no te dabas cuenta porque no te creo.
Facundo dijo que sí con la cabeza, haciendo una mueca. Después miró a
Mauri a los ojos. Mauri le sostuvo la mirada, cosa que lo sorprendió.
—¿Y vos qué pensás?
—¿Yo? Que era inevitable y que ella se lo buscó. ¿No te miraste nunca
al espejo?
Facundo se rió un buen rato y Mauricio lo acompañó.
—¿Querés algo de tomar? Perdóname que me meta, pero parece que no
te sentís muy bien.
¿Tanto se nota?, pensó Facundo, pero negó con la cabeza. Carolina le
había hablado de los problemas de Mauricio, él se había formado un
panorama bastante negro, aunque Mauri siempre le pareció un tipo de lo
más normal. Ahora, teniéndolo enfrente, seguía pensando lo mismo: que
Mauri era la persona más equilibrada que conocía, incluyéndose a sí
mismo. Y se lo dijo:
—Te imaginaba convertido en una especie de zombie, con la cara
hinchada por las pastillas, que pasaba a tres metros de las puertas y lloraba
si miraba por la ventana. Pero parecés el mismo de siempre... qué sé yo.
—Carolina suele exagerar las cosas y, además, no piensa lo que dice.
Juzgá por vos mismo: no estoy como para internar. Solamente me cuesta
salir a la calle, salvo en taxi para ir al psiquiatra.
Facundo sonrió.
—No suena tan terrible. Sobre todo, si tenés unas pastillitas por ahí.
—¿Querés una?
—Dos.
—Sos de los míos. ¿Qué te va a hacer una pasta? Siempre le digo eso a
mi hermana.
Mauri sacó parsimoniosamente de su bolsillo varias pastillas de
distintos colores, las puso en fila sobre la cama. Bostezó.
—Ésta es un hipnótico, dicen los entendidos. Ésta es para dormir,
relajante muscular. Y éstos son neurolépticos, te dejan totalmente
apacible. Elegí.
Estas azules me dan impresión. Dame esas dos. ¿Se pueden tomar
juntas?
—Yo tomo de las tres, todos los días, y ninguna.