03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

vuelta para caer en brazos de Ella, la madre-monstruo que lo arrullaba con

la barbilla goteando una viscosa saliva transparente.

Ella sí podía salir. Con Narval. Pero Buenos Aires ya no era lo mismo si

él iba con Ella. A veces, en una multitud sin rostro, Narval la perdía de

vista y entonces corría. Pero de entre la gente salía el-Hombre-conhuecos-en-vez-de-ojos,

que lo devolvía a su departamento, donde Ella lo

esperaba, gritando, caminando en cuatro patas por el piso, jugando con

arañas. Narval caía al piso y Ella trepaba sobre él y Narval se la cogía

furiosamente, casi feliz, pensando que, a pesar de todo, le gustaba estar

con Ellos, que era casi como estar en casa. Pero de vez en cuando se

abrazaba a las piernas purpúreas de Ella y, mientras el-Hombre-conhuecos

le hacía un pico en el cuello, Narval no podía evitar ahogarse en

sollozos diciendo: «Lo extraño».

22

Facundo tuvo escalofríos cuando terminó el vaso de ginebra. Lo apoyó

sobre la mesa con un golpe seco y estiró el cuello para buscar entre la

gente. Pero enseguida reprimió el gesto y se enojó consigo mismo. Ni

pienso buscarlo, se dijo. Ni acá ni en ningún otro lado.

La Diabla volvió a llenarle el vaso y Facundo se lo bebió de nuevo de un

trago, hasta el final.

—A Facun se le dio por los fondos blancos —dijo Juani.

Facundo le sonrió y se desabrochó la camisa negra; tenía calor. El

boliche de la Diabla no tenía ventilación de ninguna especie. Esta noche

voy a emborracharme con Juani y la Diabla y habrá sido una noche más,

pensó.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!