03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cara. Se parece mucho a mí. Mi madre dice que, cuando mi viejo le dio

pelota, ella no podía creerlo. Lo persiguió meses. Mi mamá es una chica

de buena familia, pero mi papá era un cualquiera, un tipo de terror; ella

coleccionaba cuernos, se dice. Pero se la bancaba porque estaba hasta las

manos. Murió muy joven, pobre, mi viejo. En mi opinión, mi mamá lo

mató —Facundo se rio un rato entre dientes—. Me hubiera gustado

conocerlo.

—¿Y el chico rubio? —preguntó Narval, casi con celos; Facundo se

quedó callado un minuto antes de contestar.

—Lautaro. Un amigo, nunca te hablé de él. ¿Te acordás de que una vez

te conté que me zarpé de merca y terminé en un hospital? Bueno, en esa

época éramos amigos.

—¿Y por qué no se ven más?

—Porque está muerto. Esa foto es en lo de la Diabla, que tiene muchas

más. Vivía sacándonos fotos. Yo le robé una para guardármela cuando me

vine a vivir solo, después de que murió Lautaro. Lo quería mucho y no

quiero olvidarme de su cara... aunque es al pedo, pronto será la foto de un

desconocido. Fue hace mucho tiempo.

—¿Cómo murió?

Facundo lo miró sorprendido; no podía creer esa pregunta.

—A cuchillazos, en una pelea. Fue horrible, yo tuve que llevarlo al

hospital. No pienso hablar de eso.

Narval agarró las fotos que Facundo le tendía y las guardó en el

cajón.

—Estuviste enamorado de él —dijo.

—No y no hagas una escena, por Dios.

—Entonces, ¿por qué decís que lo querías mucho?

—Porque lo quería mucho. Lo quiero mucho. Éramos amigos. Él era el

encargado de cuidamos por si algún cliente se enloquecía. Yo ya hacía la

calle antes de conocerlo, pero no se puede andar sin protección. Eso no era

lo único. La pasábamos bárbaro juntos.

—¿Te acostabas con él?

—No, nunca.

—¿En serio? —dijo Narval burlonamente.

Facundo lo miró furioso.

—Yo no le gustaba. No de esa manera. Él me ayudó, nunca me dejó solo,

pero no tenía necesidad de adorarme como a una estatua para quererme.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!