03.08.2022 Views

Bajar es lo peor - Mariana Enriquez

Libro de autoayuda

Libro de autoayuda

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La segunda mostraba a un hombre de más o menos treinta años que, por

el parecido, Narval dedujo que sería el padre de Facundo. Tenía el pelo

castaño claro, no muy corto, y la barba crecida. Pero los ojos y la boca

eran iguales a los de Facundo. Narval se quedó mirando un rato esa

fotografía antes de pasar a la siguiente, que lo descolocó totalmente

porque no tenía idea de quién podía ser ese chico de pelo rubio ceniza y

ojos azul oscuro, sentado con las piernas cruzadas y en cuero sobre una

cama revuelta. Cuando iba a guardar las fotos para seguir revolviendo, oyó

las llaves en la cerradura y la puerta se abrió para dejar entrar a Facundo

con dos atados de cigarrillos en la mano. Subió por las escaleras, fue todo

lo que pudo pensar Narval.

—¿Estás revisando mis cosas? —dijo Facundo, y sonrió burlonamente.

Narval clavó los ojos en el piso para evitar la mirada de Facundo

mientras una voz canturreaba en su cabeza: «Se puso colorado, se puso

colorado».

—Culpable —murmuró.

—Por lo menos, no me pedís perdón —dijo Facundo, y apoyó los

cigarrillos en la cama—. No importa. No te quedes ahí con cara de

compungido porque es repugnante. No me importa. No voy a enojarme.

Podés mirarme si querés.

Pero Narval siguió con la cabeza gacha cuando le tendió las fotos a

Facundo, que las dejó caer despreocupadamente junto a los cigarrillos.

—¿Sabés por qué no me importa? Porque no tengo nada en esos cajones

que me importe que alguien vea. Si no, no dejaría a la gente sola acá. Si

este lugar se quema, lo lamentaría por los libros y el gato. Lo demás puedo

comprarlo todo otra vez.

Narval miró a Facundo esperando verlo sonreír cínicamente, pero estaba

tan serio que se sintió aún más avergonzado.

—Me imagino que no soy el primero —dijo.

—No. Ni el último, seguramente. La gente tiende a pensar que soy un

misterio. O se enamoran, que es muchísimo peor.

Facundo agarró las fotos y apagó el cigarrillo, aunque no había

terminado de fumarlo. Hizo una seña para que Narval se sentara a su lado.

—Supongo que habrás adivinado que éste soy yo, con mi señora madre.

No cambié mucho, ¿no? El pelo y, bueno, ahora ya soy un hombre. Pero no

estoy tan distinto. Y éste es mi viejo. No sé por qué guardo esta foto;

supongo que porque no me acuerdo de él y a veces tengo ganas de verle la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!