Enfermería Facultativa. Número 365

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ENFERMERÍA FACULTATIVA
VIAJES
VIAJES 47
BOLONIA: dotta, grassa y rossa
DAVID RUIPÉREZ. Madrid
En un destino turístico de primer
orden como Italia antes
que Bolonia vienen a la mente
los referentes de Roma, Florencia,
Turín o Nápoles. Sin embargo,
el país transalpino ofrece
destinos muy interesantes
que descubrir y esa ciudad
“dotta”, “grassa” y “rossa” es
uno de ellos. El primer adjetivo,
docta en español, hace referencia
a que Bolonia alberga la
más antigua Universidad de
Europa que data de 1088. Casi
mil años después sigue marcando
el carácter de la ciudad,
una especie de Salamanca —
algo más grande— con una vida
nocturna animada y un ambiente
académico envidiable.
¿Por qué la “grassa”, la gorda?
En Italia tienen a Bolonia como
un lugar donde comer
mucho y bien. De aquí son los
Es la cuna
de la
gastronomía
italiana
tortellini, la salsa boloñesa —
aquí conocida como al ragú—
y por supuesto su famosísima
mortadela. Por último, Bolonia
es conocida como la roja
por ser el color más presente en
su arquitectura y también por
tener mucha vinculación con
el comunismo italiano.
Bolonia resulta perfecta para
un fin de semana con amigos
o familia en el que divertirse
descubriendo los famosos siete
secretos de la ciudad, capital
de la región de la Emilia-
Romagna. Las dos torres
medievales que todavía subsisten,
una de ellas más inclinada
que la célebre Torre de
Pisa son reminiscencias de un
pasado donde esta suerte de
arcaicos rascacielos dominaban
la ciudad como un símbolo
del poder de cada fami-
lia. Pero el elemento arquitectónico
que distingue a esta
ciudad es que se trata de la
urbe con más calles porticadas
del mundo. Podría llover
a mares o hacer un sol de justicia
y no necesitar de paraguas
ni sombrero, sólo caminando
bajo sus preciosos
arcos uno está a salvo de las
inclemencias. Precisamente,
el pórtico más largo del mundo
—con casi cuatro kilómetros
de longitud— nos lleva
al Santuario de Nuestra Señora
de San Luca, un templo
sobre una colina con una historia
muy particular y al que
llegaremos atravesando 666
arcos —el número del demonio—
y 15 capillas.
La ciudad
con más
pórticos del
mundo
No podemos perdernos el
resto de las iglesias urbanas,
con interiores majestuosos
aunque exteriores discretos, ni
tampoco el único canal que no
ha sido soterrado y que podemos
ver a través de una diminuta
ventana. Pasear por su calles,
sus mercados, con el
corazón dividido entre comer
pizza o pasta, unas piadinas —
entre la quesadila y el sandwich—
si tenemos prisa, riquí-
simos helados para coronar un
festín sin gastar mucho dinero,
como un estudiante más, aunque
estemos entrados en años.
Sus calles rebosan historia y
detalles que admirar si sabemos
donde dirigir los ojos.
La situación de Bolonia, si
disponemos de más días de
viaje, permite acercarse a otras
ciudades interesantes. Tenemos
a Florencia a 40 minutos
en el “Flecha roja”, el AVE italiano
y también a una distancia
prudencial tenemos joyas
como Rávena, Módena, Parma
o Ferrara donde poder disfrutar
de la cultura —ojo al
frío y la humedad según en
qué época estemo— del maravilloso
norte de Italia.