magia ceremonial

resulta de esto, es sumado a las otras frecuencias de energía
generadas por los instrumentos mágicos y los estados conscientes
del Operador. El estado de tensión física, mental, emocional y
psíquica construido gradualmente a lo largo del rito, al ser
llevados al universo físico del Practicante, crearan los resultados
deseados.
En el caso de la evocación a manifestación física, tenemos
la convergencia de todos estos factores en un instante supremo
que inicia la manifestación de la entidad. En ningún momento
durante esta actuación crítica hay espacio para cualquier estado
artificial y emocionalmente tenso de exaltación y visualización
defendidos por el sistema de magia de la Nueva Era. Más bien, es
a través de un cuidadoso y consciente esfuerzo lo que lleva al
desarrollo de la síntesis subjetiva y al sistema de creencias
integrado que surgirán de esto, y que es lo que necesita la
cimentación subconsciente para que la magia sea un éxito.
Entonces dentro del practicante surge de forma natural un
desarrollo psíquico, estimulando y elevando las sustentadoras
imágenes interiores del rito construidas a través del estudio
consciente del material.
Esto produce un correspondiente estado alterado de consciencia,
que guiará el cuerpo graciosamente en sus movimientos
físicos a través del acto mágico, enfocando los pensamientos, y
produciendo una sonora entonación en una tonalidad complementaria
durante los conjuros. Estas condiciones aceleran la
expectación emocional, actuando a través de los instrumentos
mágicos debidamente consagrados. Lo cual provocan un acto
mágico correcto y fructífero. Tal es el funcionamiento del
complejo campo de energía producido.
Aunque tengo más que decir sobre este tema en el
Axioma 8, te ayudará a entender en este punto, que los ejercicios
diarios de visualización y concentración son inútiles. La naturaleza
de la mente humana es usar la imaginería mental
automáticamente. Cuando la imaginería es de algo intensamente
deseado, no hay nunca problema para verlo claramente con el ojo
de la mente. ¿Recuerdas como te preparaba para tu primera cita
con ese alguien especial? ¡estoy seguro de que no tenías ningún
94