magia ceremonial

recibieron enseñanzas prohibidas de antiguas filosofías y las
integraron en su propia teología. Esta muy humana necesidad de
racionalizar condiciones incómodas y contradictorias es ejemplificado
por una inscripción que adorna la catedral de Siena, en
Italia que fue construida en la última parte del siglo 15. La
inscripción latina dice: "Hermes─Mercurio el Tres veces-grande,
un contemporáneo de Moisés". Usando entonces semejantes
racionalizaciones, es fácil entender cómo la mente del Renacimiento
pudo equilibrar su necesidad por el nuevo conocimiento
con su doctrina Cristiana basada en la fe en Dios. Una vez más, el
efecto de la antigua Magia Hermética en la formación de nuevas
ideas ocultas es palpable. Pero el asunto va mucho más allá.
Fue en esta era cuando semejantes textos mágicocristianos
(realmente, basados en el catolicismo romano) como El
Enchiridion del Papa León, el Steganographia, El Libro de los
Conjuros de Honorio el Mago y otros, empezaron a disfrutar de
una circulación restringida, y otros grimorios como el
Grimoirium Verum, el Gran Grimorio, y la Magia de Arbatel, se
empezaron a producir (el último alrededor de 1575 según Waite),
un documento griego original, el Corpus Hermeticum (el
“Cuerpo de los Hermetistas”) fue descubierto y traducido. Este
documento contiene la base filosófica completa de los
Hermetistas. Su equivalente, el papiro Greco─Egipcio, representa
la aplicación mágica práctica de esa filosofía.
Que el Corpus tuviera semejante demanda durante este
período por los estudiosos seglares y cristianos es comprensible,
puesto que se creía que este antiguo cuerpo de escritos era la
verdadera base de todas las religiones, incluida la cristiana. Era
visto como portador del material de la semilla real que germinaría
después en el cristianismo. Para los magos de la época, representó
un libro mágico de gran poder, elementos del que podría ser, y
fue, el tejido para sus grimorios en vías de desarrollo.
La Magia de Arbatel sobre todo marca un resurgimiento
de la influencia Hermética. Escribiendo en la introducción a El
Grimorio de Armadel, de un pareciendo similar pero diferentes
grimorios, que S.L. MacGregor Mathers traducirían siglos
después, William Keith declara, "El nombre que Arbatel
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