magia ceremonial

Luces flotantes y Retretes Explosivos
Una de mis primeras experiencias en la evocación ocurrió
alrededor de 1979. Me había mudado al Sur de California desde
el Medio Oeste, y vivía solo, por lo que pude experimentar por
primera vez sin miedo a ser interrumpido.
Construí un círculo (de un dibujo de El Mago de Francis
Barrett) en una tela de pintor la cual podía ser plegada y guardada
cuando no fuera usada. Me había decidido por un ritual de uno de
los Grimorios (Las Claviculas de Salomón, o el Goecia, ahora no
lo recuerdo) y empecé a realizar una evocación completa durante
cinco noches por semana. Lo que yo recuerdo es que duraban
hasta la salida del Sol. Pronto, quizás la tercera o cuarta noche,
estaba en medio del conjuro cuando me detuve en seco por una
sensación física que emanaba de la puerta (en el exterior). Tenía
una sensación zumbante en la superficie de mi piel, probablemente
lo que los espiritistas llaman "vibraciones", y una
abrumadora sensación de algo físicamente mayor que yo en el
cuarto conmigo. Ocurrió en mitad de la noche, las ventanas de la
habitación que daban al exterior de la calle estaban cubiertas por
cortinas que eclipsaban la luz. No entraba luz alguna de la calle,
ninguna luz de automóvil que pasara podría entrar en el cuarto.
Sólo había la luz de una vela, y aún así, en la zona del triángulo,
se había formado una esfera compacta de luz naranja en el suelo.
Era una esfera de luz, no una mancha de luz. Podía verla desde
todos los ángulos excepto su parte trasera, y creerme me fije.
Subió lentamente por el aire a la altura de metro, o metro y algo,
luego desapareció. Con una explosión. Simplemente así. No
recuerdo si conseguí lo que pedí, y muy bien pudo ser que no
pidiera nada, sólo realizar un experimento. En cualquier caso, ésa
no fue sólo la primera manifestación visible que produje en un
ritual, pero probablemente si la segunda evocación que intenté.
En aquel momento, era tan ignorante que no "sabia" lo que era la
psicología, así que, no sabía que las instrucciones eran todas
ciegas, pero las seguí.
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