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Debido al comentario del Sr. Tyson y a mi propia y
amplia investigación he llegado a la conclusión de que aunque el
Heptameron no fue escrito por el propio d'Abano, si fue
compuesto por uno o más de sus ambiciosos estudiantes
universitarios como un legado de su genio. Tal acción fue común
en las eras abarcadas por el Antiguo Sistema de Magia, como se
ha demostrado en el caso del Cuarto Libro original de la Filosofía
Oculta. A pesar de los inocuos argumentos de Waite por lo
contrario, opino que es razonable asumir que el Heptameron se
originó en algún momento después de la muerte de d'Abano; lo
más probable es que fuera en algún momento entre finales del
siglo 14 y principios del 15 D.C.
El propio Heptameron no trata abiertamente de los
demonios. En cambio, si lo hace de la naturaleza de los seres que
conjura como espíritus angélicos y benéficos. Pero, como Waite
tan oportunamente lo lanza, son descritos como ángeles y
amenazadores como demonios. Éste es un ejemplo más de la
táctica común usada a lo largo de la mayoría de los grammar
contenidos en el Antiguo Sistema de Magia, de tal manera que los
seres conjurados por el Heptameron son seres maléficos
obligados y hechos aparecer mediante la invocación de los
ángeles, y por la invocación de los más sagrados e inefables
Nombres de Dios. Específicamente, el proceso del Heptameron
está dividido en dos partes. La primera conlleva un método para
evocar lo que son llamados los "Espíritus del Aire" o "Espíritus
Aéreos" que gobiernan cada día de la semana. Siendo claros,
estos seres son en realidad bastante demoníacos. Ellos sin
embargo son forzados, por una serie de conjuros angélicos, cada
uno de los cuales es particular a un determinado día de la semana.
La segunda parte del libro y proceso se encarga de los
oficios específicos de los demonios. Estos oficios incluyen el
descubrimiento de tesoros ocultos para el Operador, provocar
guerras, descubrimiento de los secretos de amigos, enemigos, o
incluso de la nobleza gobernante, apertura de cerraduras y
obtener el amor de las mujeres, la adquisición de riqueza material
y el aprendizaje de “ciencias decadentes.” La lista de sus oficios
(o poderes) sigue sin parar. En resumen, este simple grimorio
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