magia ceremonial

otros sean respetados. Así que todos estamos, en un cierto grado
significativo, despreocupados.
Tienes derecho de ser un Wiccan, rompe tu educación
religiosa, odia la iglesia o la sinagoga o el templo en el que fuiste
educado, y forma tu propia filosofía de vida, sin duda alguna
podrás hacer todo esto. Pero si no mantienes algún vínculo
básico, aunque sea modesto con esa religión original, yo te
garantizo, que nunca manifestarás unos plenos resultados de tu
‘filosofía,’ no importa del tipo que pueda ser, incluyendo a esos
individuos que están intentando formar su propia filosofía o
sistema mágico. ¿Cómo hace esto? Realmente es muy simple.
Si eres Católico, no tienes que volver a la Santa Madre
Iglesia, implicarte en las Misas, recibir la Sagrada comunión o
convertirte en un miembro incondicional de la Sociedad del
Sagrado Corazón, a menos que te sientas movido a ello, por
supuesto. Ni estoy defendiendo el regreso a la secta protestante de
la que viniste ni el que te hagas diácono. Si has sido educado
como judío, no tienes porque ponerte su yarmulke, coger tus
sagrados pergaminos, y empezar a orar, o sentarte en una
sinagoga a escuchar la charla del rabino sobre lo que tú ya no
puede aceptar. Lo mismo es aplicable para aquellos educados en
las otras tres líneas de pensamiento religioso.
En lugar de eso, el cristiano puede leer en quietud durante
algún tiempo el Nuevo Testamento mientras que el judío puede
ocuparse del Antiguo Testamento, o ambos explorando con más
profundidad la belleza y poder de los Salmos. En el caso de ser de
esta manera motivado, el Practicante de cualquier fe podría
meterse a hurtadillas en una institución ortodoxa o de culto
cuando no se están realizando los servicios, y simplemente
sentarte y pensar, y ofrecer alguna pequeña oración al dios de tu
niñez. Esto es todo lo que se requiere. Aquellos Practicantes que
sigan estas sencillas y fáciles sugerencias encontrarán que se
sienten bien interiormente, y por períodos más largos de tiempo.
¿Por qué ocurre esto? Porque al negar la fe en la que te criaste se
establecen hostilidades con aquellas regiones de tu subconsciente
donde tales pensamientos e inclinaciones religiosas todavía
perduran, incluso ahora cuando leas estas palabras. Estarás en
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