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Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva- Stephen R.Covey

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<strong>Los</strong> 7 <strong>hábitos</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>gente</strong> <strong>altamente</strong> <strong>efectiva</strong><br />

<strong>Stephen</strong> R. <strong>Covey</strong><br />

—Me sacarían <strong>de</strong>l equi po.<br />

— ¿Te gustaría eso?<br />

—C<strong>la</strong>ro que no.<br />

—En otras pa<strong>la</strong>bras, tú eliges ir porque así te lo or<strong>de</strong>na <strong>la</strong> consecuencia <strong>de</strong> seguir en el equipo. ¿Qué<br />

suce<strong>de</strong>rá si te pier<strong>de</strong>s mi c<strong>la</strong>se?<br />

—No lo sé.<br />

—Piensa. ¿Cuáles crees que serían <strong>la</strong>s consecuencias naturales <strong>de</strong> que faltaras a c<strong>la</strong>se?<br />

— ¿Usted no va a echarme, no es así?<br />

—Ésa sería una consecuencia social. Sería artificial. Si tú no acompañas al equipo <strong>de</strong> tenis, no juegas. Eso<br />

es natural. Pero si no asistes a c<strong>la</strong>se, ¿cuál sería <strong>la</strong> consecuencia natural?<br />

—Supongo que no apren<strong>de</strong>ré.<br />

—Exacto. De modo que tienes que sopesar esa consecuencia y <strong>la</strong> otra consecuencia, y elegir. Sé que si yo<br />

estuviera en tu caso, optaría por ir con el equipo. Pero no digas nunca que tienes que hacer algo.<br />

—Entonces elijo irme con el equipo —respondió humil<strong>de</strong>mente.<br />

— ¿Y mi c<strong>la</strong>se? —objeté a mi vez, con burlona incredulidad.<br />

Un serio problema <strong>de</strong>l lenguaje reactivo es que se convierte en una profecía <strong>de</strong> autocumplimiento.<br />

Refuerza el paradigma <strong>de</strong> que es tamos <strong>de</strong>terminados y genera pruebas en apoyo <strong>de</strong> es a creencia. La <strong>gente</strong> se<br />

siente cada vez más impotente y privada <strong>de</strong> su autocontrol, alejada <strong>de</strong> su vida y <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino. Culpa a fuerzas<br />

externas —a otras personas, a <strong>la</strong>s circunstancias, incluso a los astros— <strong>de</strong> su propia situación.<br />

En un seminario en el que yo hab<strong>la</strong>ba sobre el concepto <strong>de</strong> proactividad, un hombre dijo: «<strong>Stephen</strong>, me<br />

gusta lo que dice. Pero <strong>la</strong>s situaciones difieren entre sí. Por ejemplo, mi matrimonio. Estoy realmente<br />

preocupado. A mi esposa y a mí ya no nos unen los antiguos sentimientos. Supongo que ya no <strong>la</strong> amo, y que<br />

el<strong>la</strong> ya no me ama a mí. ¿Qué puedo hacer?».<br />

— ¿Ya no sienten nada uno por el otro? —pregunté.<br />

—Así es. Y tenemos tres hijos, que realmente nos preocupan. ¿Usted qué sugiere?<br />

—Áme<strong>la</strong> —le contesté.<br />

—Pero le digo que ese sentimiento ya no existe entre nosotros.<br />

—Áme<strong>la</strong>.<br />

—No me entien<strong>de</strong>. El amor ha <strong>de</strong>saparecido.<br />

—Entonces áme<strong>la</strong>. Si el sentimiento ha <strong>de</strong>saparecido, ésa es una buena razón para amar<strong>la</strong>.<br />

—Pero, ¿cómo amar cuando uno no ama?<br />

—Amar, querido amigo, es un verbo. El amor —el sentimiento— es el fruto <strong>de</strong> amar, el verbo. De modo que<br />

áme<strong>la</strong>. Sírva<strong>la</strong>. Sacrifíquese por el<strong>la</strong>. Escúche<strong>la</strong>. Comparta sus sentimientos. Aprécie<strong>la</strong>. Apóye<strong>la</strong>. ¿Está<br />

dispuesto a hacerlo?<br />

En <strong>la</strong> gran literatura <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s progresistas, se hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> amar, <strong>de</strong>l verbo. Las personas<br />

reactivas hab<strong>la</strong>n <strong>de</strong>l sentimiento. El<strong>la</strong>s se mueven por sentimientos. Hollywood, por lo general, nos convence <strong>de</strong><br />

que no somos responsables, <strong>de</strong> que somos un producto <strong>de</strong> nuestros sentimientos. Pero los guiones <strong>de</strong><br />

Hollywood no <strong>de</strong>s criben <strong>la</strong> realidad. Si nuestros sentimientos contro<strong>la</strong>n nuestras acciones, ello se <strong>de</strong>be a que<br />

hemos renunciado a nuestra responsabilidad y que permitimos que los sentimientos nos gobiernen.<br />

Las personas proactivas hacen hincapié en el verbo amar. Amar es algo que se hace: los sacrificios que se<br />

hacen, <strong>la</strong> entrega <strong>de</strong> uno mismo, como una madre que pone un recién nacido en el mundo. Para estudiar el<br />

amor, hay que estudiar a quienes se sacrifican por los otros, incluso por personas que los hieren. <strong>Los</strong> padres<br />

tienen el ejemplo <strong>de</strong>l amor que en ellos mismos <strong>de</strong>spiertan los hijos por los que se sacrifican. El amor es un<br />

valor creado por medio <strong>de</strong> acciones amatorias. Las personas proactivas subordinan los sentimientos a los<br />

valores. El amor, el sentimiento, pue<strong>de</strong> recuperarse.<br />

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