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Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva- Stephen R.Covey

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<strong>Los</strong> 7 <strong>hábitos</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>gente</strong> <strong>altamente</strong> <strong>efectiva</strong><br />

<strong>Stephen</strong> R. <strong>Covey</strong><br />

Algún día, en los años veni<strong>de</strong>ros, usted luchará con <strong>la</strong> gran tentación o temb<strong>la</strong>rá bajo el peso <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

mayor tristeza <strong>de</strong> su vida. Pero <strong>la</strong> lucha real está aquí, ahora... Ahora se está <strong>de</strong>cidiendo si, en el día <strong>de</strong> su<br />

suprema tristeza o tentación, usted fracasará miserablemente o vencerá con gloria. Sólo es posible formar<br />

el carácter por medio <strong>de</strong> un proceso continuo y constante.<br />

La dimensión social / emocional<br />

Mientras que <strong>la</strong>s dimensiones física, espiritual y mental están estrechamente re<strong>la</strong>cionadas con los <strong>hábitos</strong><br />

primero, segundo y tercero —centrados en los principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> visión, el li<strong>de</strong>razgo y <strong>la</strong> administración<br />

personales—, <strong>la</strong> dimensión social/emocional enfoca los <strong>hábitos</strong> cuarto, quinto y sexto —centrados en los<br />

principios <strong>de</strong>l li<strong>de</strong>razgo interpersonal, <strong>la</strong> comunicación empática y <strong>la</strong> cooperación creativa.<br />

Las dimensiones social y emocional están ligadas entre sí porque nuestra vida emocional se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong><br />

(primordial pero no exclusiva mente) a partir <strong>de</strong> nuestras re<strong>la</strong>ciones con los otros, y en el<strong>la</strong>s se manifiesta.<br />

Renovar nuestra dimensión social/emocional no lleva tiempo en el mismo sentid o que renovar <strong>la</strong>s otras<br />

dimensiones. Po<strong>de</strong>mos hacerlo en nuestras interacciones cotidianas normales con <strong>la</strong>s otras personas. Pero sin<br />

ninguna duda requiere ejercicio. Tal vez tengamos que esforzarnos, porque muchos no hemos alcanzado el<br />

nivel <strong>de</strong> victoria privada y <strong>la</strong>s habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> victoria pública necesarias para que los <strong>hábitos</strong> cuarto, quinto y<br />

sexto se <strong>de</strong>splieguen naturalmente en todas nuestras interacciones.<br />

Supongamos que usted es una persona c<strong>la</strong>ve en mi vida. Podría ser mi jefe, mi subordinado, mi<br />

co<strong>la</strong>borador, mi amigo, mi vecino, mi cónyuge, mi hijo, un miembro <strong>de</strong> mi familia: alguien con quien yo quiero o<br />

necesito interactuar. Supongamos que tenemos que comunicarnos, trabajar juntos, discutir una cuestión<br />

esencial, lograr un propósito o resolver un problema. Pero vemos <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong> distinto modo, a través <strong>de</strong><br />

cristales diferentes. Usted ve a <strong>la</strong> joven, y yo a <strong>la</strong> anciana.<br />

De modo que pongo en práctica el cuarto hábito. Me acerco a us ted y le digo: «Advierto que estamos<br />

afrontando esta situación <strong>de</strong> modo diferente. ¿Por qué no acordamos comunicarnos hasta que po damos hal<strong>la</strong>r<br />

una solución con <strong>la</strong> que los dos podamos sentirnos bien? ¿Estás dispuesto a hacerlo?». La mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

personas respon<strong>de</strong>rán que sí.<br />

Entonces paso al quinto hábito. «Primero permíteme escucharte.» En lugar <strong>de</strong> escuchar con <strong>la</strong> intención <strong>de</strong><br />

respon<strong>de</strong>r, escucho empáticamente, con <strong>la</strong> finalidad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r su paradigma profunda y completamente.<br />

Cuando yo pueda explicar su punto <strong>de</strong> vista tan bien como lo hace usted mismo, me concentraré en<br />

comunicarle mi propio punto <strong>de</strong> vista, <strong>de</strong> manera que usted también pueda compren<strong>de</strong>rme a mí.<br />

Sobre <strong>la</strong> base <strong>de</strong> nuestro compromiso <strong>de</strong> buscar una solución con <strong>la</strong> que ambos nos sintamos bien, y <strong>de</strong><br />

una recíproca comprensión pro funda, pasamos juntos al sexto hábito. Trabajamos juntos para generar<br />

soluciones <strong>de</strong> tercera alternativa que remedien nuestras diferencias y que ambos reconozcamos como mejores<br />

que <strong>la</strong>s que usted o yo propusimos inicialmente.<br />

El éxito en los <strong>hábitos</strong> cuarto, quinto y sexto no es en lo esencial una cuestión <strong>de</strong> intelecto, sino <strong>de</strong><br />

emoción. Está <strong>altamente</strong> re<strong>la</strong>cionado con nuestro sentido <strong>de</strong> <strong>la</strong> seguridad personal.<br />

Si nuestra seguridad personal proviene <strong>de</strong> fuentes que están <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros, tendremos <strong>la</strong> fuerza<br />

necesaria para poner en práctica los <strong>hábitos</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> victoria pública. Si somos emocionalmente inseguros, aunque<br />

estemos muy a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista intelectual, poner en práctica los <strong>hábitos</strong> cuarto, quinto y<br />

sexto con personas que piensan <strong>de</strong> modo diferente sobre cuestiones fundamentales <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida pue<strong>de</strong> resultar<br />

terriblemente amenazador.<br />

¿De dón<strong>de</strong> nos pue<strong>de</strong> llegar <strong>la</strong> seguridad intrínseca? No proviene <strong>de</strong> lo que <strong>la</strong>s otras personas piensan <strong>de</strong><br />

nosotros, ni <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera en que nos tratan. No proviene <strong>de</strong> <strong>la</strong> programación <strong>de</strong> <strong>la</strong> que hemos sido objeto. No<br />

proviene <strong>de</strong> <strong>la</strong>s circunstancias ni <strong>de</strong> nuestra posición.<br />

Viene <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro. Viene <strong>de</strong> los paradigmas precisos y los principios correctos profundamente arraigados en<br />

nuestra mente y nuestro corazón. Viene <strong>de</strong> una coherencia <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro hacia afuera, <strong>de</strong> vivir una vida <strong>de</strong><br />

integridad en <strong>la</strong> que nuestros <strong>hábitos</strong> diarios reflejan nuestros valores más profundos.<br />

Creo que una vida <strong>de</strong> integridad es <strong>la</strong> fuente fundamental <strong>de</strong> <strong>la</strong> valía personal. No estoy <strong>de</strong> acuerdo con <strong>la</strong><br />

literatura popu<strong>la</strong>r sobre el éxito en cuanto a que <strong>la</strong> autoestima es primordialmente una cuestión <strong>de</strong> disposición<br />

mental, <strong>de</strong> actitud, como si uno pudiera lograr <strong>la</strong> paz mental mediante una preparación psicológica.<br />

Tenemos paz mental cuando nuestra vida está en armonía con los principios y valores verda<strong>de</strong>ros, y <strong>de</strong><br />

ningún otro modo.<br />

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