Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva- Stephen R.Covey
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<strong>Los</strong> 7 <strong>hábitos</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>gente</strong> <strong>altamente</strong> <strong>efectiva</strong><br />
<strong>Stephen</strong> R. <strong>Covey</strong><br />
Paradigmas <strong>de</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />
No pue<strong>de</strong> haber amistad sin confianza,<br />
ni confianza sin integridad.<br />
SAMUEL JOHNSON<br />
Antes <strong>de</strong> pasar al área <strong>de</strong> <strong>la</strong>s victorias públicas, <strong>de</strong>bemos recordar que <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>efectiva</strong> sólo<br />
pue<strong>de</strong> construirse sobre una base <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. La victoria privada prece<strong>de</strong> a <strong>la</strong> victoria pública.<br />
El álgebra es anterior al cálculo.<br />
Si recordamos y estudiamos el terreno para <strong>de</strong>terminar dón<strong>de</strong> hemos estado y dón<strong>de</strong> estamos ahora, en<br />
re<strong>la</strong>ción con el punto al que queremos llegar, vemos con c<strong>la</strong>ridad que no hubiéramos podido arribar a nuestro<br />
lugar actual sin seguir el camino que seguimos. No hay otras rutas, no hay atajos. No hay modo <strong>de</strong> <strong>la</strong>nzarse en<br />
paracaídas. El panorama que tenemos por <strong>de</strong><strong>la</strong>nte está cubierto con los fragmentos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones rotas <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong>s personas que lo intentaron. El<strong>la</strong>s pretendieron saltar hacia re<strong>la</strong>ciones <strong>efectiva</strong>s sin <strong>la</strong> madurez y <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong><br />
carácter necesarias para mantener<strong>la</strong>s.<br />
Y tampoco nosotros po<strong>de</strong>mos hacerlo; tenemos que recorrer <strong>la</strong> senda que nos correspon<strong>de</strong>. No se pue<strong>de</strong><br />
tener éxito con otras personas si no se ha pagado el precio <strong>de</strong>l éxito con uno mismo.<br />
Hace algunos años, cuando yo dirigía un seminario en <strong>la</strong> costa <strong>de</strong> Oregon, un hombre se me acercó y me<br />
dijo: «<strong>Stephen</strong>, ¿sabe?, yo realmente no disfruto viniendo a estos seminarios». Le presté atención.<br />
«Fíjese en todos los que están aquí», continuó. «Mire esa hermosa p<strong>la</strong>ya y el mar, y lo que está<br />
sucediendo. Y todo lo que puedo hacer es sentarme y pensar en <strong>la</strong>s preguntas con <strong>la</strong>s que va a abrumarme mi<br />
esposa, por teléfono, esta noche.<br />
»Me tortura cada vez que estoy fuera <strong>de</strong> casa. ¿Dón<strong>de</strong> he <strong>de</strong>sayunado? ¿Quién más estaba? ¿He estado<br />
toda <strong>la</strong> mañana? ¿Cuándo hemos hecho <strong>la</strong> pausa para el almuerzo? ¿Qué he hecho durante el almuerzo?<br />
¿Cómo he pasado <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>? ¿Cómo me he distraído por <strong>la</strong> noche? ¿Quién estaba conmigo? ¿Sobre qué<br />
hab<strong>la</strong>mos?<br />
»Y lo que realmente quiere saber, pero nunca termina <strong>de</strong> preguntar, es a quién pue<strong>de</strong> l<strong>la</strong>mar para<br />
comprobar lo que le digo. No hace más que regañarme y cuestionar todo lo que hago cuando viajo. Le está<br />
quitando su sabor a toda esta experiencia. Realmente no <strong>la</strong> disfruto en absoluto.»<br />
Se le veía muy <strong>de</strong>sdichado. Caminamos un poco, y <strong>de</strong>spués él hizo un comentario muy interesante.<br />
«Supongo que el<strong>la</strong> sabe qué preguntas tiene que hacer», dijo tímidamente. «La conocí en un seminario como<br />
éste, cuando yo estaba casado con otra mujer.»<br />
Consi<strong>de</strong>ré lo que implicaba ese comentario, y le dije: «Usted querría un "arreglo rápido", ¿no es así?».<br />
«¿Qué quiere usted <strong>de</strong>cir?»<br />
«Bien que le gustaría tomar un <strong>de</strong>stornil<strong>la</strong>dor, abrir el cráneo <strong>de</strong> su mujer y reajustarle con firmeza esa<br />
actitud. ¿Me equivoco?»<br />
«Por supuesto que me gustaría que cambiara», exc<strong>la</strong>mó. «No creo que esté bien que me acose a<br />
preguntas tal como lo hace.»<br />
«Amigo mío», le dije, «no pue<strong>de</strong> huir <strong>de</strong> problemas en los que se ha metido usted mismo.»<br />
En este caso estamos afrontando un cambio <strong>de</strong> paradigma muy dramático y fundamental. Uno pue<strong>de</strong> tratar<br />
<strong>de</strong> lubricar sus interacciones sociales con técnicas y habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> personalidad, pero en el proceso pue<strong>de</strong><br />
que mutile <strong>la</strong> base caracterológica vital. No se pue<strong>de</strong>n recoger frutos cuando faltan <strong>la</strong>s raíces. Éste es el<br />
principio <strong>de</strong> <strong>la</strong> secuenciación: <strong>la</strong> victoria privada prece<strong>de</strong> a <strong>la</strong> victoria pública. El autodominio y <strong>la</strong> autodisciplina<br />
son los cimientos <strong>de</strong> una buena re<strong>la</strong>ción con los otros.<br />
Hay quienes dicen que uno tiene que gustarse a sí mismo antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r gustar a los otros. Creo que esta<br />
i<strong>de</strong>a tiene su razón <strong>de</strong> ser, pero si uno mismo no se conoce, no se contro<strong>la</strong>, no tiene dominio <strong>de</strong> sí, es muy<br />
difícil que se guste, salvo por sugestión y <strong>de</strong> un modo breve y superficial.<br />
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