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sabbaton (σάββατον, 4521), o sabbata; esta última, forma plural, era forma transliterada de la

palabra aramea, que erróneamente se consideró como plural; de ahí que la forma singular, sabbaton, se

derivó de ella. La raíz significa cesar, desistir (hebreo sabat; cf. el vocablo árabe sabata, interceptar,

interrumpir); la doble b tiene una fuerza intensiva, implicando cesación completa o hacer cesar,

probablemente lo anterior. No da la idea de relajamiento ni descanso, sino de cesación de actividad.

La observancia del séptimo día de la semana, ordenada a Israel, era una «señal» entre Dios y su

pueblo terrenal, fundamentada en el hecho de que después de seis días de operaciones creativas reposó

(Éx 31.16,17, con 20.8-11). Las normativas del AT fueron desarrolladas y sistematizadas hasta tal punto

que se llegó a imponer una pesada carga sobre el pueblo (que por otra parte se regocijaba por el reposo así

provisto) y llegó a ser esto un refrán de lo extravagantemente absurdo. Dos tratados de la Mishna (el

Sabat y el Erubin) se ocupan enteramente de regular la observancia; igualmente sucede con las

discusiones en la Gemara u opiniones rabínicas. El efecto sobre la opinión de su tiempo explica el

antagonismo suscitado por las curaciones efectuadas por el Señor en día de sábado (p.ej., Mt 12.9-13; Jn

5.5-16), y explica el hecho de que en sábado los enfermos le fueran llevados a ser curados después de la

puesta del sol (p.ej., Mc 1.32). Según las ideas rabínicas, los discípulos, al recoger espigas de trigo (Mt

12.1; Mc 2.23), y frotarlas en las manos (Lc 6.1), quebrantaban el sábado en dos puntos; porque arrancar

era segar, y frotar era trillar. La actitud del Señor hacia el sábado fue la de librarlo de estas vejatorias

acrecencias tradicionalistas, por las cuales el sábado llegaba a convertirse en un fin en sí mismo, en lugar

de ser un medio para un fin (Mc 2.27).

En las Epístolas, las únicas menciones directas que se hallan están en Col 2.16: «días de reposo»

(RVR77: «sábados»), donde en realidad debería aparecer en singular (véase el primer párrafo de este

artículo), donde se relaciona con las cosas que eran «sombra de lo que ha de venir» (esto es, de la era que

tiene su inicio en Pentecostés), y en Heb 4.4-11, donde se señala el sabbatismos perpetuo para los

creyentes (véase REPOSO); se hallan referencias indirectas en Ro 14.5 y en Gl 4.9-11. Durante los tres

primeros siglos de la era cristiana nunca se confundió el primer día de la semana con el sábado; la

confusión de las instituciones judaica y cristiana se debió a un alejarse de la enseñanza apostólica.

Notas: (1) En Mt 12.1 y 11, donde se usa el plural, la RVR (al igual que la RV,RVR77 y VM) traduce

correctamente en singular: «día de reposo» (todas las demás versiones: «sábado»); en el v. 5, la RVR es la

única que tiene el singular en la primera y segunda mención; las demás versiones tienen la primera en

plural (véase más arriba). En cuanto al uso u omisión del artículo, la omisión no siempre demanda la

traducción «un sábado»; se halla ausente, p.ej., en Mt 12.2. (2) En Hch 16.13: «un día de reposo» (RV: «un

día de sábado») plural en el original. (3) Para Mt 28.1, véase PASAR. (4) Para «primer día de la semana»

(Hch 20.7), véase PRIMERO. (5) Para «la víspera de reposo» (Mc 15.42), véase prosabbaton; véanse

REPOSO.

DIABLO

diabolos (διάβολος, 1228), acusador, calumniador (de diaballo, acusar, calumniar), es uno de los

nombres de Satanás. De ella se deriva la palabra castellana «diablo», y debiera aplicarse exclusivamente a

Satanás, como nombre propio. Daimon, demonio, es otro tipo de ser, aunque vulgarmente se aplique a

Satanás. Hay un solo diablo; hay muchos demonios. Como maligno enemigo de Dios y del hombre, acusa

al hombre ante Dios (Job 1.6-11; 2.1-5; Ap 12.9,10), y a Dios ante el hombre (Gn 3). Aflige a los hombres

con sufrimientos físicos (Hch 10.38). Estando él mismo lleno de pecado (1 Jn 3.8), instigó al hombre a

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