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2. ametameletos (ἀμεταμέλητος, 278), no arrepentido de, sin lamentarse (a, negativo, y un

adjetivo verbal de A, Nº 2). Significa «sin cambio de propósito». Se dice. (a) de Dios con respecto a sus

dones y el llamamiento, «irrevocables» (RVR); «sin arrepentimiento» (RV); (b) del hombre (2 Co 7.10,

«arrepentimiento». metanoia, véase C) «de que no hay que arrepentirse»; la diferencia entre

metanoia y metamelomai, aquí ilustrada, se expresa brevemente en el contraste entre

arrepentimiento y lamentación.

C. Nombre

metanoia (μετάνοια, 3341), pensamiento posterior, cambio de parecer, arrepentimiento. Se

corresponde en significado a A, Nº 1, y se usa del arrepentimiento del pecado o del mal, excepto en Heb

12.17, donde la palabra «arrepentimiento» parece significar, no simplemente un cambio de parecer de

parte de Isaac, sino tal cambio que revertiría los efectos de su anterior estado de mente. La primogenitura

de Esaú no podía ser devuelta, implicaba una pérdida irrevocable.

Por lo que respecta al arrepentimiento del pecado, (a) se expone la demanda de parte de Dios sobre el

hombre (p.ej., Mt 3.8; Lc 3.8; Hch 20.21; 26.20); (b) la misericordia de Dios en dar arrepentimiento o

llevando a hombres a Él se expone (p.ej., en Hch 5.31; 11.18; Ro 2.4; 2 Ti 2.25). Los mss. más auténticos

omiten la palabra en Mt 9.13 y en Mc 2.17, tal como lo vierte la VM.

Nota: En el AT no es tan prominente el arrepentimiento con referencia al pecado como aquel cambio

de parecer o propósito, por piedad hacia aquellos que han sido afectados por las propias acciones, o en

quienes los resultados de las acciones no han cumplido sus esperanzas, un arrepentimiento atribuido tanto

a Dios como al hombre (p.ej., Gn 6.6; Éx 32.14; lo cual no implica nada contrario a la inmutabilidad de

Dios, sino que el aspecto de su mente cambia hacia un objeto que ha cambiado en sí mismo. Véase bajo

RECONCILIAR).

En el NT el tema tiene principalmente referencia al arrepentimiento del pecado, y este cambio de

parecer involucra tanto un apartarse del pecado como un acercarse a Dios. La parábola del hijo pródigo es

una notable ilustración de esto. Cristo empezó su ministerio con un llamamiento al arrepentimiento (Mt

4.17), pero el llamamiento es dirigido, no a la nación, como en el AT, sino al individuo. En el Evangelio

de Juan, de carácter distinto a los Evangelios Sinópticos, mencionados arriba, no se menciona el

arrepentimiento, ni siquiera en relación con la predicación de Juan el Bautista; en el Evangelio de Juan y

en la 1ª Epístola se acentúan los efectos, p.ej., en el nuevo nacimiento, y, generalmente, en el volverse

activamente del pecado a Dios por el ejercicio de la fe (Jn 3.3; 9.38; 1 Jn 1.9), como en el NT en general.

ARRIAR

calao (χαλάω, 5465), arriar, soltar, dejar suelto. En el NT denota bajar, arriar; y se utiliza con

referencia a: (a) el paralítico (Mc 2.4, Cf. kathiemi en BAJAR; (b) Saulo de Tarso (Hch 9.25:

«descolgándole»; 2 Co 11.33: «fui descolgado», voz pasiva); (c) redes (Lc 5.4,5); (d) de los aparejos de

una nave (Hch 27.17: «arriaron las velas», lit.: «habiendo arriado el equipo»); (e) de un esquife de una

nave, «echando». En la RV no aparece el verbo «arriar», traduciéndose en Hch 27.17 como «abajar».

Véanse BAJAR, DESCOLGAR, ECHAR.

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