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REINO

malkût ( 4438 , ), «reino; reinado; gobierno». El vocablo malkût aparece 91 veces en el

Antiguo Testamento hebreo y parece corresponder al hebreo bíblico tardío. Se menciona por primera vez

en Nm 24.7 (RVA): «El agua correrá de sus baldes; su simiente tendrá agua en abundancia. Su rey será más

grande que Agag; su reino será enaltecido».

El vocablo malkût denota: (1) el territorio de un reino: «Para mostrar él las riquezas de la gloria de

su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días» (Est 1.4); (2)

acceso al trono: «Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro

lugar; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe si para un tiempo como este has llegado al

reino!» (Est 4.14 RVA); (3) año de gobierno: «Ester fue llevada al rey Asuero, a su palacio real en el mes

décimo, el mes de Tebet, del séptimo año de su reinado» (Est 2.16 RVA); y (4) cualquier cosa relacionada

con un rey: trono (Est 1.2), vino (Est 1.7), corona (Est 1.11), decreto (Est 1.19), vestimenta (Est 6.8), casa

real (Est 1.9), cetro (Sal 45.6) y gloria (Sal 145.11–12).

Las traducciones de malkût en la Septuaginta son: basileia («realeza; reino; poder real») y

basileus («rey»).

mamlakah ( 4467 , ), «reino; soberanía; dominio; reinado». El vocablo se encuentra unas

115 veces en todo el Antiguo Testamento. Mamlakah se halla primero en Gn 10.10: «Y fue el comienzo

[«fueron las capitales» NBE] de su reino Babel, Erec, y Acad, y Calne, en la tierra de Sinar».

El significado básico de mamlakah tiene que ver con el territorio de un «reino». El término se

refiere a naciones no israelitas gobernadas por un melek, «rey»: «Acontecerá que al fin de los setenta

años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo

sobre la faz de la tierra» (Is 23.17). Mamlakah sirve de sinónimo de ˓am, «gente» o «pueblo», y gôy,

«nación»: «Cuando andaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo» (Sal 105.13 RVA).

Mamlakah también señala a Israel como el «reino» de Dios: «Vosotros me seréis un reino de sacerdotes

y una nación santa» (Éx 19.6). El reino davídico fue el agente teocrático por el que Dios reinaba sobre su

pueblo y los bendecía: «Tu casa y tu reino serán firmes para siempre delante de mí, y tu trono será estable

para siempre» (2 S 7.16). No obstante esto, el mamlakah unido se dividió después de Salomón en dos

reinos que Ezequiel predijo se reunirían: «Haré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de

Israel, y todos ellos tendrán un solo rey. Nunca más serán dos naciones, ni nunca más estarán divididos en

dos reinos» (Ez 37.22 RVA).

Similar al significado básico es el uso de mamlakah para denotar «rey», puesto que el rey se

consideraba la personificación del «reino». Se le tenía por símbolo del propio reino: «Así ha dicho Jehová

Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, librándoos de mano de los egipcios y de mano de todos los

reinos que os oprimieron» (1 S 10.18; en hebreo el nombre «reinos» es femenino, pero el verbo «oprimir»

tiene una forma masculina, lo cual indica que «reinos» significa «reyes»).

La función y la posición de un rey es importante dentro del concepto de «reino». «Reino» puede

indicar la cabeza del reino. El vocablo además tiene el significado adicional de «gobierno» real,

«soberanía» real y «dominio». A Saúl se le retiró la «soberanía» real (su «reinado») por su desobediencia

(1 S 28.17). Este concepto de la «soberanía» de un rey subyace en Jer 27.1: «En el principio del reinado

de Joacim hijo de Josías». Es más, el Antiguo Testamento define como manifestaciones de un «reinado»

todas las cosas que se asocian con un rey: (1) el trono: «Y sucederá que cuando se siente sobre el trono de

su reino, él deberá escribir para sí en un pergamino una copia de esta ley, del rollo que está al cuidado de

los sacerdotes levitas» (Dt 17.18 RVA); (2) el santuario (pagano) patrocinado por un rey: «Y no profetices

más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino» (Am 7.13); y (3) una ciudad real:

«Entonces David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia ante tus ojos, por favor, que se me dé un lugar

מַמְלָכָה

מַלְכות

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