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El eje central del significado de `olah como «holocausto entero» era la entrega total a Dios del

corazón y de la vida del ofrendante. Optativamente, el `olah podía acompañarse de otros sacrificios

propiciatorios cuando el ofrendante se sentía preocupado con expiar su pecado (2 Cr 29–27). También las

«ofrendas de paz» o «acción de gracias» podían acompañar a los holocaustos, resaltando la dimensión de

comunión con Dios (2 Cr 29.31–35). En resumen, antes de la Ley Mosaica el «holocausto entero» quizás

expresaba toda la gama de significados que denotarían más tarde los diversos sacrificios levíticos.

˒ishsheh ( 801 , ), «ofrenda de fuego». De 64 casos de este nombre, 62 están en las

prescripciones sacramentales de Éxodo-Deuteronomio. Las dos excepciones (Jos 13.14; 1 S 2.28)

expresan el mismo significado y contexto sacramental.

Todo sacrificio legítimo debía presentarse a Dios en su altar y todos, en diversos grados, se quemaban.

Por eso se les llama «ofrendas de fuego». ˒Ishsheh aparece por primera vez en Éx 29.18: «Y quemarás

todo el carnero sobre el altar; es holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a Jehová».

˒asham ( 817 , ), «ofrenda por reparación, ofensa, culpa; ofrenda de restitución; ofrenda

propiciatoria». El nombre ˒asham aparece 46 veces en hebreo bíblico; 33 de estos casos están en el

Pentateuco.

El significado más común del término es «ofrenda por la culpa»: «Traerá a Jehovah como su sacrificio

por la culpa, por su pecado cometido» (Lv 5.6 RVA). Este tipo especializado de ofrenda por el pecado (Lv

5.7) se hacía cuando a alguien se le negaba lo que le correspondía. El valor de lo defraudado debía

repararse, más 20 % (Lv 5.16; 6.5). Por lo mismo, las infracciones rituales y períodos de contaminación

(p. ej., lepra) quitaban de Dios un servicio que le pertenecía y requería reparación y restitución. Cada

violación de derechos de propiedad exigía la reparación, o sea, el pago de la suma total, más el precio de

restitución (20 %) al perjudicado. Además, se demandaba la presentación de una «ofrenda por la culpa» a

Dios como Señor de todos (o sea, el Señor encima de todos, en términos feudales). Si fallecía la parte

perjudicada, se hacía la reparación y restitución a Dios (es decir, a sus sacerdotes; Nm 5.5–10). Por lo

general, la «ofrenda por la culpa» consistía de un carnero (Lv 5.15) o un cordero. El ofrendante

presentaba la víctima imponiéndole las manos. El sacerdote rociaba la sangre en derredor del altar y

recibía lo restante para su propio sustento (Lv 7.2–7). Cuando un leproso purificado presentaba esta

ofrenda, se le untaba un poco de la sangre del sacrificio en «el lóbulo de la oreja derecha del que se

purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho» (Lv 14.14 LBA).

En algunos pasajes, ˒asham se refiere a una ofensa contra Dios y la culpa que esto acarrea:

«Abimelec le dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco pudiera haber dormido alguno del pueblo con

tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros culpabilidad» (Gn 26.10 RVA: primera mención). En este pasaje

se puede percibir una connotación adicional que sugiere que la parte ofendida podría castigar al culpable

del crimen.

En dos versículos (Nm 5.7–8 RVA), ˒asham indica la reparación que le correspondía a la persona

perjudicada: «Confesará el pecado que haya cometido y hará restitución completa por el daño que hizo.

Sobre ello añadirá la quinta parte y lo dará a aquel a quien había hecho el daño». A decir verdad, el

vocablo hebreo se refiere concretamente al valor del objeto que se arrebató al damnificado, cuyo valor se

le debía devolver; o sea, el término indica propiamente reparación o restitución al perjudicado. La idea

básica se fue ampliando de tal modo que el vocablo llegó a significar también la ofrenda para Dios que

quitaba la culpa (1 S 6.3), o sea, en propiciación por el pecado (Is 53.10), aparte de las ofrendas

específicas que se ofrecían sobre el altar.

אִשֶה

אשָם

OÍDO, OREJA

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