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cortejo]: ¿A quién te has comparado en tu grandeza?» (Ez 31.2 RVA). Dentro de esta misma línea, en Sal

42.4 el vocablo puede referirse a una procesión festiva.

B. Verbo

hamah ( 1993 , ), «hacer ruido, ser bullicioso, rugir, gemir, ladrar, sonar». Este verbo, que

aparece 33 veces en hebreo bíblico, tiene cognados en arameo y arábigo. Encontramos un ejemplo en Sal

83.2 (RVA): «Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen han levantado la cabeza».

הָמָה

NACIÓN

N

gôy ( 1471 , ), «nación; pueblo; gentiles». Fuera de la Biblia, este nombre se halla solo en los textos

de Mari (acádicos) y tal vez en fenicio y púnico. El vocablo aparece unas 56 veces y durante todos los

períodos del hebreo bíblico.

Gôy se refiere a un «pueblo» o a una «nación», casi siempre con matices de identidad cultural y de

integridad territorial o gubernamental. Esta acepción se encuentra en las «fórmulas de promesa» por las

que Dios promete a alguna persona hacer de él una «nación» grande, poderosa y numerosa (Gn 12.2). Más

adelante, estos adjetivos van a describir a los descendientes de quienes se acogen a la promesa (cf Nm

14.12). O sea que gôy se refiere a un grupo de individuos que son una unidad en cuanto a origen, idioma,

tierra, leyes y gobierno. Encontramos este énfasis la primera vez que aparece el término, en Gn 10.5 RVA:

«A partir de estos fueron pobladas las costas de las naciones, según sus territorios, cada una según su

idioma, conforme a sus familias en sus naciones». En Dt 4.6 se trata no de la unidad política y nacional,

sino más bien de unidad religiosa, sabiduría, percepción, leyes justas y, en particular, de su relación con

Dios: «Guardadlos, pues, y ponedlos por obra, porque esto es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante

los ojos de los pueblos, los cuales al oír de todas estas leyes dirán: ¡Ciertamente esta gran nación es un

pueblo sabio y entendido!» No cabe duda de que todo esto se considera fruto de la elección divina (Dt

4.32ss). La grandeza de Israel se debe a la grandeza de su Dios y a los grandes hechos que ha realizado en

pro de este pueblo y a través de él.

El vocablo ˓am, «pueblo, nación», sugiere relaciones personales subjetivas que se fundamentan en

antepasados comunes y/o un mutuo acuerdo, mientras que gôy sugiere un ente político con su propia

tierra: «Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que

te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo» (Éx 33.13). Con todo, gôy

puede referirse a un pueblo sin mencionar su identidad territorial: «Y vosotros me seréis un reino de

sacerdotes y una nación santa» (Éx 19.6 RVA).

A veces gôy es casi un término peyorativo que se aplica a grupos no israelitas, o sea, a los «gentiles»:

«A vosotros os esparciré entre las naciones. Desenvainaré la espada» (Lv 26.33 RVA). Sin embargo, esta

expresión negativa no siempre está presente al hablar de los gentiles: «Porque desde la cumbre de las

peñas lo veo; desde las colinas lo diviso. He aquí un pueblo que ha de habitar solitario y que no ha de ser

contado entre las naciones» (Nm 23.9 RVA). Por cierto, en aquellos contextos en que se habla de culto, los

gôyim no son israelitas: «Temían a Jehová, pero servían a sus dioses, según las prácticas de los pueblos

גוי

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