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1 el «hombre» se describe como meta y corona de la creación, mientras que en Gn 2 vemos que el mundo

se creó como la escena de la actividad humana. La imagen de Dios en el «hombre» se refiere a su alma

y/o espíritu. (Es esencialmente espiritual; tiene una dimensión invisible e inmortal que es indivisible.)

Otros elementos de esta imagen son: (1) mente y voluntad, (2) integridad intelectual y moral (se creó con

verdadero conocimiento, justicia y santidad), (3) cuerpo (órgano considerado apto para compartir la

inmortalidad del ser humano; y también para actuar como agente de Dios en la creación), así como (4)

dominio sobre el resto de la creación.

La «caída» afectó profundamente al «hombre», sin embargo, no perdió la imagen de Dios (Gn 9.6).

Después de la caída, el «hombre» ocupa una nueva posición, inferior, delante de Dios: «Jehovah vio que

la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era

de continuo solo al mal» (Gn 6.5 RVA; cf. 8.21). El «hombre» deja de tener comunión perfecta con el

Creador; está ahora bajo la maldición del pecado y de la muerte. Se destruyeron el prístino conocimiento,

justicia y santidad. La restauración al lugar que le corresponde al «hombre» en la creación y en su

relación con el Creador proviene únicamente de la unión espiritual con Cristo, el segundo Adán (Ro 5.12–

21). En algunos de los pasajes posteriores del Antiguo Testamento, es difícil distinguir entre ˒adam e

˒îsh, el «hombre» como contraparte de la mujer y/o en su virilidad.

A veces ˒adam se refiere a un grupo limitado y particular de «hombres»: «He aquí, avanzan aguas

del norte, se convierten en torrente e inundan la tierra y su plenitud, la ciudad y sus habitantes. Entonces

los hombres gritan, y gime todo habitante de la tierra» (Jer 47.2 RVA). Cuando se refiere a un grupo en

particular de individuos («hombres»), el nombre se encuentra en la frase «hijos de los hombres»: «Y

descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres» (Gn 11.5). La

frase «hijo del hombre» generalmente señala a un individuo en particular: «Dios no es hombre [˒îs] para

que mienta, ni hijo de hombre [˒adam] para que se arrepienta» (Nm 23.19; cf. Ez 2.1). Hay una única y

notable excepción del uso de este término en Dn 7.13–14: «Estaba yo mirando en las visiones de la noche,

y he aquí que en las nubes del cielo venía alguien como un Hijo del Hombre [˒enôsh] … su dominio es

dominio eterno, que no se acabará; y su reino, uno que no será destruido» (RVA). En este caso, la frase se

refiere a un ser divino.

˒Adam se usa también para referirse a «cualquier hombre», a cualquier persona, varón o hembra:

«Cuando alguien [«un hombre» LBA] tenga en la piel de su cuerpo hinchazón, costra o mancha clara y se

convierta en la piel de su cuerpo en llaga de lepra, será traído al sacerdote Aarón» (Lv 13.2 RVA). El

nombre ˒odem quiere decir «rubí», vocablo que se encuentra 3 veces y solo en hebreo. En Éx 28.17

encontramos a esta piedra preciosa de color rojo vivo, un «rubí»: «La primera hilera tendrá un rubí

[˒odem], un topacio y un berilo» (RVA).

geber ( 1397 , ), «hombre, varón». Este vocablo se encuentra 60 veces en el Antiguo Testamento

hebreo; más de la mitad de los casos (32 veces) están en los libros poéticos. La primera vez que se usa es

en Éx 10.11: «¡No será así! Id vosotros los varones y servid a Jehovah, pues esto es lo que vosotros habéis

pedido» (RVA).

El significado de la raíz «ser fuerte» ya no es evidente en el uso de geber, puesto que es un sinónimo

de ˒îsh: «Así ha dicho Jehovah: Inscribid a este hombre [˒îsh] como uno privado de descendencia. Será

un hombre [geber] que no prosperará en los días de su vida. Porque ningún hombre [˒îsh] de su

descendencia logrará sentarse en el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá» (Jer 22.30 RVA). Otros

sinónimos son zakar, «varón» (Jer 30.6); ˒enôsh, «hombre» (Job 4.17); y ˒adam, «hombre» (Job

14.10). Un geber denota un «varón», como antónimo de «hembra» o «mujer»; cf. «La mujer [˒ishshah]

no se vestirá con ropa de hombre [geber], ni el hombre [geber] se pondrá vestido de mujer

[˒ishshah]; porque cualquiera que hace esto es una abominación a Jehová tu Dios» (Dt 22.5 RVA).

גֶֶבֶר

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