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ra˓eb ‏,רָעֵב)‏ ,), «hambriento». El término se encuentra como un adjetivo 19 veces. El primer caso es

1 S 2.5: «Los hambrientos dejaron de tener hambre».

HÁLITO, ALIENTO

hebel ( 1892 , ), «hálito, aliento, suspiro; vanidad; ídolo». Hay cognados de este nombre en

siríaco, arameo tardío y arábigo. Con excepción de 4, los 72 ejemplos están en poesía (37 en Eclesiastés).

Primero, el vocablo significa que el «aliento» humano es pasajero: «Abomino de mi vida; no he de

vivir para siempre; déjame pues, porque mis días son vanidad [lit.: «solo un suspiro»]» (Job 7.16).

Segundo, hebel significa algo sin sentido ni propósito: «Vanidad de vanidades, dijo el Predicador …

todo es vanidad» (Ec 1.2).

Tercero, el término se refiere a un «ídolo», que no tiene sustancia ni valor; es vano: «Ellos me

movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos» (Dt 32.21 RVR: primer caso;

«vanos ídolos» BJ).

הֶבֶל

HALLAR, ENCONTRAR

matsa˒ ( 4672 , ), «hallar, encontrar, encontrarse, conseguir». Este vocablo se encuentra en todas

las ramas de las lenguas semíticas (incluyendo arameo bíblico) y durante todos los períodos. Se ha

constatado en hebreo bíblico (unas 455 veces) y posbíblico.

Matsa˒ tiene que ver con «hallar» a un sujeto u objeto que se ha perdido o extraviado, o bien

«encontrar» el lugar en que está. La búsqueda puede ser intencional y hallarse o no lo que se busca, como

en el caso de los sodomitas que, intentando «encontrar» la puerta de la casa de Lot, fueron cegados por los

visitantes (Gn 19.11). En un uso muy parecido, la paloma que soltó Noé buscó donde posarse y no

«encontró» (Gn 8.9). En otras circunstancias, se puede «hallar» a algo o a alguien sin haberse propuesto

hacerlo, como lo expresa Caín cuando dice: «Cualquiera que me hallare, me matará» (Gn 4.14).

Matsa˒ no solo puede indicar «hallar» concretamente a un sujeto u objeto, sino también «encontrar»

en un sentido abstracto. Esta idea queda bien clara en Gn 6.8: «Noé halló gracia en los ojos de Jehová». O

sea, halló («recibió») algo que no buscaba. La misma idea puede usarse en razón de «hallar» algo que uno

busca en un sentido espiritual o mental: «Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que mi

mano hallase mucho» (Job 31.25). Labán dice a Jacob: «Si ahora he hallado gracia ante tus ojos, [quédate

conmigo]» (Gn 30.27 LBA). El favor que Labán pide de Jacob es en sentido abstracto.

Matsa˒ puede también tener la acepción de «descubrir». Dios dijo a Abraham: «Si hallo en Sodoma

cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré todo el lugar en consideración a ellos» (Gn 18.26 RVA).

Esta misma acepción aparece la primera vez que se usa el término: «Pero para Adán no halló ayuda que le

fuera idónea» (Gn 2.20). Como se mencionó anteriormente, el uso puede indicar un descubrimiento no

intencional, como cuando los israelitas «hallaron» («descubrieron») a un hombre que recogía leña en

sábado (Nm 15.32). Otro matiz particular es «descubrir información». Por ejemplo, los hermanos de José

dijeron: «Dios ha hallado la maldad de tus siervos» (Gn 44.16; «descubierto» RVA).

A veces, matsa˒ sugiere «estar bajo el poder» de algo o alguien en un sentido concreto: David dijo a

Abisai: «Toma a los siervos de tu señor y persíguelo, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se

nos escape» (2 S 20.6 LBA). O sea, Seba «hallaría» ciudades fortificadas, entraría en ellas y se defendería.

Por lo que «hallar», en este caso, podría significar «apoderarse». El mismo uso se encuentra también en

sentido abstracto. Judá dice a José: «¿Cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no está conmigo? ¡No

podré, para no ver la desgracia que sobrevendrá [matsa˒] a mi padre!» (Gn 44.34 RVA). Por tanto,

מָצָא

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