La Velocidad de la Confianza (2)

luciamarquez9
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14.03.2022 Views

(pruebas de aptitud realizadas en el ejército), con tanta diferencia que el por entonces coronel Tommy Franks, jefe del Estado Mayor de División, los elogió por su elevado rendimiento. Cuando la unidad de Thiim se desplegó en Arabia Saudita, antes de entrar en combate, Thiim pidió a sus hombres que señalaran de forma espontánea a los compañeros en quienes confiarían para asumir el liderazgo en situaciones de vida o muerte. De forma unánime, señalaron a los oficiales que los habían llevado de ser la peor unidad a la más destacada de Fort Hood. Se había demostrado su credibilidad; a todas luces, eran dignos de confianza. No puedes impedir una gran catástrofe, pero sí construir una organización que esté dispuesta a pelear, con una moral alta, que sepa comportarse, que confíe en sí misma, donde las personas tengan confianza mutua. En la formación militar, la primera regla es infundir a los soldados confianza en sus oficiales, porque sin confianza, no lucharán. Peter Drucker9 Una amiga me contó hace poco un ejemplo de cómo la idea de dar a la gente alguien en quien confiar, la ha influido en el aspecto familiar. Me dijo: Hace años, cuando era una joven madre, leí un artículo titulado: «¿Puede tu hijo confiar en ti?». El autor señalaba que, como padres, solemos decir muchas veces al niño «¡no!», en lugar de realizar un seguimiento significativo para asegurarnos de que obedece a la primera. En consecuencia, los niños aprenden que si mantienen una postura el tiempo suficiente, pueden acabar cansando al progenitor y saliéndose con la suya. No desarrollan confianza en que los adultos, cuando dicen «no», lo dicen en serio. Luego, el autor sugería maneras efectivas de consolidar y desarrollar la confianza. Por ejemplo, si dices «no» a un niño pequeño y no obedece, inmediatamente vas, lo coges y lo alejas de lo que está haciendo. Sólo esta idea ya ha ejercido una profunda influencia positiva en la manera de interactuar con mis hijos durante años. Exige tiempo y esfuerzo;

exige un profundo compromiso y seguimiento, pero genera increíbles dividendos. En lugar de perder el tiempo repitiéndote una y otra vez, lo dices una vez. El niño aprende a confiar en que lo dices en serio. En hogares de todas partes se ve justo lo contrario. Ves a padres que dan órdenes a los hijos y no cumplen lo que han dicho cuando no obedecen esas órdenes. Ves a niños «salirse con la suya», porque los padres están tan absortos en sus propios proyectos o en conversaciones con otros adultos que, sencillamente, no prestan atención. Y ves las consecuencias en adolescentes que siempre fuerzan los límites y hacen caso omiso de lo que dicen sus padres. De acuerdo, los adolescentes tienen problemas específicos y están muy influenciados por otros adolescentes. Pero estoy seguro de que entablar una relación con un elevado nivel de confianza influye notablemente en la satisfacción tanto de los padres como de los hijos durante esos años tan difíciles y también en el carácter que desarrollan esos niños, además de en la clase de padres, trabajadores y ciudadanos en que acaban convirtiéndose. Un estudio de una importante consultoría reveló que generar credibilidad personal era la segunda conducta identificada como propia de los líderes.10Curiosamente, la Harvard Business School solicita información sobre tres ámbitos básicos a las personas que escriben cartas de recomendación para futuros estudiantes.11Uno de los tres ámbitos es el siguiente: La Harvard Business School está comprometida con el desarrollo dederes notables, que inspiren confianza y seguridad en otras personas. Le rogamos que comente la conducta del solicitante (p. ej.: respeto por los demás, honestidad, integridad, responsabilidad por el comportamiento personal) en el seno de su organización en la comunidad [el subrayado es mío]. La única manera de generar confianza en el ámbito profesional o personal es ser digno de confianza. Gerard Arpey, director general de American Airlines12

(pruebas <strong>de</strong> aptitud realizadas en el ejército), con tanta diferencia que el<br />

por entonces coronel Tommy Franks, jefe <strong>de</strong>l Estado Mayor <strong>de</strong> División,<br />

los elogió por su elevado rendimiento.<br />

Cuando <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong> Thiim se <strong>de</strong>splegó en Arabia Saudita, antes <strong>de</strong><br />

entrar en combate, Thiim pidió a sus hombres que seña<strong>la</strong>ran <strong>de</strong> forma<br />

espontánea a los compañeros en quienes confiarían para asumir el li<strong>de</strong>razgo<br />

en situaciones <strong>de</strong> vida o muerte. De forma unánime, seña<strong>la</strong>ron a<br />

los oficiales que los habían llevado <strong>de</strong> ser <strong>la</strong> peor unidad a <strong>la</strong> más <strong>de</strong>stacada<br />

<strong>de</strong> Fort Hood. Se había <strong>de</strong>mostrado su credibilidad; a todas luces,<br />

eran dignos <strong>de</strong> confianza.<br />

No pue<strong>de</strong>s impedir una gran catástrofe, pero sí construir una<br />

organización que esté dispuesta a pelear, con una moral alta, que<br />

sepa comportarse, que confíe en sí misma, don<strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas<br />

tengan confianza mutua. En <strong>la</strong> formación militar, <strong>la</strong> primera reg<strong>la</strong><br />

es infundir a los soldados confianza en sus oficiales, porque sin<br />

confianza, no lucharán.<br />

Peter Drucker9<br />

Una amiga me contó hace poco un ejemplo <strong>de</strong> cómo <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> dar a <strong>la</strong><br />

gente alguien en quien confiar, <strong>la</strong> ha influido en el aspecto familiar. Me dijo:<br />

Hace años, cuando era una joven madre, leí un artículo titu<strong>la</strong>do: «¿Pue<strong>de</strong><br />

tu hijo confiar en ti?». El autor seña<strong>la</strong>ba que, como padres, solemos <strong>de</strong>cir<br />

muchas veces al niño «¡no!», en lugar <strong>de</strong> realizar un seguimiento significativo<br />

para asegurarnos <strong>de</strong> que obe<strong>de</strong>ce a <strong>la</strong> primera. En consecuencia, los niños<br />

apren<strong>de</strong>n que si mantienen una postura el tiempo suficiente, pue<strong>de</strong>n<br />

acabar cansando al progenitor y saliéndose con <strong>la</strong> suya. No <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>n confianza<br />

en que los adultos, cuando dicen «no», lo dicen en serio.<br />

Luego, el autor sugería maneras efectivas <strong>de</strong> consolidar y <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />

confianza. Por ejemplo, si dices «no» a un niño pequeño y no obe<strong>de</strong>ce, inmediatamente<br />

vas, lo coges y lo alejas <strong>de</strong> lo que está haciendo.<br />

Sólo esta i<strong>de</strong>a ya ha ejercido una profunda influencia positiva en <strong>la</strong> manera<br />

<strong>de</strong> interactuar con mis hijos durante años. Exige tiempo y esfuerzo;

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