La Velocidad de la Confianza (2)

luciamarquez9
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14.03.2022 Views

padre: «El conjunto de conocimientos con que cuentas en la actualidad puede no corresponderse con tus talentos naturales». Es preciso asegurarse de que los conocimientos que desarrollamos no nos limitan ni nos definen. Al iin y al cabo, del talento brotan muchas más cosas que de los conocimientos. HABILIDADES: ¿Cuál es el actual nivel de habilidades que poseo en el campo específico donde me muevo? ¿Qué hago para estar al día? ¿En qué otros campos del conocimiento ejerzo? Sigo aprendiendo. Es una de las señales im portantes de los buenos líderes [...] saber que no lo sabes todo ni nunca lo sabrás. Anne Mulcahy, presidenta y directora general de Xerox4 Nunca olvidaré lo que me dijo un director general sobre el riesgo de invertir en una iniciativa de formación guiada para su empresa. Alguien le preguntó: «¿Qué ocurriría si formas a todos y se marchan?», a lo que respondió: «¿Qué ocurriría si no los formo y se quedan?». Resulta evidente que aumentar las habilidades resulta fundamental en la actual economía global, donde las reservas mundiales de información se duplican ahora cada dos años o dos años y medio.10Un modo de incrementar el porcentaje de habilidades, tanto en el ámbito individual como en el corporativo, es aprender con la intención de enseñar a otras personas lo que se está aprendiendo. Como ha observado Peter Drucker: «Los trabajadores del conocimiento y los trabajadores del sector servicios aprenden más cuando enseñan». Cuando los líderes organizan oportunidades y procesos para que las personas enseñen lo que han aprendido a otros miembros de la empresa, aumenta de forma espectacular el aprendizaje individual y corporativo, y la transferencia de habilidades. Los mentores, el coaching y otros procesos formativos facilitan un aprendizaje de estas características, y llegar a ejercer de profesor de todo lo que uno aprende se convierte en un nuevo paradigma vital para muchos individuos que han experimentado en sí mismos el potencial de un proceso de esta naturaleza.

La historia que cuenta Marion D. Hanks sobre una desconocida de Londres ilustra perfectamente toda esta cuestión. 1Tras asistir a una conferencia del reputado naturalista Louis Agassiz, se quejó de que nunca había tenido oportunidad de aprender. Como respuesta, el doctor Agassiz le preguntó a qué se dedicaba, a lo que contestó que ayudaba a su hermana en la gestión de una pensión pelando patatas y cortando cebollas. El le preguntó: —Y, señora, ¿dónde se sienta mientras realiza estas interesantes, aunque prosaicas, tareas? —En el primer escalón de las escaleras de la cocina. —¿Dónde pone los pies? —En un suelo de baldosas vitrificadas. —¿Qué son las baldosas vitrificadas? —No lo sé, señor. —¿Cuánto tiempo lleva sentándose en el mismo sitio? —Quince años. —Mire, señora, ésta es mi tarjeta personal —dijo el doctor Agassiz—. ¿Tendría la amabilidad de enviarme una carta comentándome las características de las baldosas vitrificadas? Ella se lo tomó en serio. Lo buscó en el diccionario, leyó un artículo en la enciclopedia y descubrió que las baldosas son de caolín vitrificado y silicato de aluminio hidratado. Como no sabía lo que quería decir, lo buscó. Recorrió museos; estudió geología; acudió a un almacén de venta de ladrillos y aprendió cosas sobre más de 120 clases de baldosas y azulejos. Entonces, redactó una tratado de 36 páginas sobre el tema de las baldosas y los azulejos vitrificados, que envió al doctor Agassiz. Este le escribió ofreciéndose a pagarle 230 dólares si le permitía publicar el artículo. Después le preguntó: «¿Qué había debajo de las baldosas?». Ella contestó: «Hormigas». Y él le pidió: «Cuénteme algo sobre las hormigas». Entonces empezó a investigar a fondo las hormigas y acabó redactando 360 páginas sobre el tema, que envió al doctor Agassiz. Este lo publicó en forma de libro y, con las ganancias, la señora pudo viajar a lugares que siempre había querido visitar.

<strong>La</strong> historia que cuenta Marion D. Hanks sobre una <strong>de</strong>sconocida <strong>de</strong><br />

Londres ilustra perfectamente toda esta cuestión. 1Tras asistir a una conferencia<br />

<strong>de</strong>l reputado naturalista Louis Agassiz, se quejó <strong>de</strong> que nunca<br />

había tenido oportunidad <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r. Como respuesta, el doctor Agassiz<br />

le preguntó a qué se <strong>de</strong>dicaba, a lo que contestó que ayudaba a su hermana<br />

en <strong>la</strong> gestión <strong>de</strong> una pensión pe<strong>la</strong>ndo patatas y cortando cebol<strong>la</strong>s.<br />

El le preguntó:<br />

—Y, señora, ¿dón<strong>de</strong> se sienta mientras realiza estas interesantes,<br />

aunque prosaicas, tareas?<br />

—En el primer escalón <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escaleras <strong>de</strong> <strong>la</strong> cocina.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> pone los pies?<br />

—En un suelo <strong>de</strong> baldosas vitrificadas.<br />

—¿Qué son <strong>la</strong>s baldosas vitrificadas?<br />

—No lo sé, señor.<br />

—¿Cuánto tiempo lleva sentándose en el mismo sitio?<br />

—Quince años.<br />

—Mire, señora, ésta es mi tarjeta personal —dijo el doctor Agassiz—.<br />

¿Tendría <strong>la</strong> amabilidad <strong>de</strong> enviarme una carta comentándome <strong>la</strong>s<br />

características <strong>de</strong> <strong>la</strong>s baldosas vitrificadas?<br />

El<strong>la</strong> se lo tomó en serio. Lo buscó en el diccionario, leyó un artículo<br />

en <strong>la</strong> enciclopedia y <strong>de</strong>scubrió que <strong>la</strong>s baldosas son <strong>de</strong> caolín vitrificado<br />

y silicato <strong>de</strong> aluminio hidratado. Como no sabía lo que quería <strong>de</strong>cir,<br />

lo buscó. Recorrió museos; estudió geología; acudió a un almacén<br />

<strong>de</strong> venta <strong>de</strong> <strong>la</strong>drillos y aprendió cosas sobre más <strong>de</strong> 120 c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> baldosas<br />

y azulejos. Entonces, redactó una tratado <strong>de</strong> 36 páginas sobre el tema<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s baldosas y los azulejos vitrificados, que envió al doctor Agassiz.<br />

Este le escribió ofreciéndose a pagarle 230 dó<strong>la</strong>res si le permitía publicar<br />

el artículo. Después le preguntó: «¿Qué había <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s baldosas?».<br />

El<strong>la</strong> contestó: «Hormigas». Y él le pidió: «Cuénteme algo sobre <strong>la</strong>s<br />

hormigas».<br />

Entonces empezó a investigar a fondo <strong>la</strong>s hormigas y acabó redactando<br />

360 páginas sobre el tema, que envió al doctor Agassiz. Este lo<br />

publicó en forma <strong>de</strong> libro y, con <strong>la</strong>s ganancias, <strong>la</strong> señora pudo viajar a lugares<br />

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