La Velocidad de la Confianza (2)

luciamarquez9
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14.03.2022 Views

de la credibilidad y constituye un importante factor de quiebra de confianza. Cuando la dirección se deja llevar, la competencia de los subordinados directos supera con velocidad la suya propia, una circunstancia que genera una espectacular tensión que suele arrastrar al director a un ciclo descendente de mediocridad. Como afirma Steve Jobs, director general de Apple y Pixar, son directivos de categoría B que contratan a subordinados directos de categoría C y directivos de categoría C que contratan a subordinados directos de categoría D.4 Cabe recordar que los directivos de categoría A (sin esa mentalidad de «arrogarse el derecho») contratan a subordinados directos de categoría A+, lo que propicia mayores capacidades, mayor credibilidad, mayor confianza y mejores resultados a todos los niveles. Esta práctica constituye la manifestación de una filosofía de liderazgo que han adoptado muchos directivos excelentes: rodéate siempre de personas con más talento y más competentes que tú. Se requiere una extraordinaria confianza en uno mismo para hacerlo —una confianza fruto de una gran integridad, intenciones positivas y una actitud de mejora continuada—, pero los resultados no tienen parangón. CONOCIMIENTOS: ¿Con qué conocimientos cuento en la actualidad? ¿Qué conocimientos necesitaré en el futuro que no poseo actualmente? ¿Hasta qué punto me implico en actualizar mis conocimientos? Tras ganar el torneo Masters con un récord de doce golpes en 1997, en los inicios de su carrera, Tiger Woods —reconocido casi de forma unánime como el mejor golfista mundial en aquel momento— decidió que quería mejorar su swing y estuvo dispuesto a pagar como precio un año y medio de «baja» para conseguirlo. ¿Por qué? Porque creía que si lo hacía sería capaz de jugar mejor durante más tiempo. Según comentó: Puedes pasar una semana fantástica [...], aunque no tengas un swing sólido. Pero ¿se puede seguir compitiendo en torneos con ese swing cuando no llevas un buen ritmo? ¿Se mantendrá mucho tiempo? La respuesta a todas estas preguntas, con el swing que tenía, era «no». Y quise cambiar la situación?

Tiger salió del periodo de «baja» para ganar lo que se ha venido a llamar el «Tiger sla?n», al conseguir los cuatro títulos más importantes en la misma temporada, una gesta que sólo había logrado otra vez en la historia del golf el legendario Bobby Jones. Entonces, por increíble que parezca a casi todo el mundo, Tiger decidió reinventar su swing una vez más: Me gustaría jugar al máximo rendimiento con más frecuencia, ésa es la idea. Por eso introduces cambios. Pensé que podría ser más constante y jugar a un nivel más alto con más frecuencia [...]. Siempre he asumido riesgos para intentar ser mejor golfista, y eso es una de las cosas que me ha ayudado a llegar tan lejos.6 Aunque aún están por verse los resultados de este segundo gran cambio, Tiger constituye claramente un gran ejemplo de mejora continuada. En Golf Digest se refirieron a este incesante deseo de mejorar del golfista como el «credo de Tiger»: Mejoro, luego existo. Según la revista Time: Lo más notable de Woods es ese incansable impulso que lleva hacia lo que los japoneses denominan kaizen o mejora continuada. Los ingenieros de Toyota fuerzan una cadena de montaje perfectamente buena hasta que se rompe. Localizan y reparan el fallo para volver a forzar el sistema. Eso es kaizen\ y eso es lo que hace Tiger.' Tiger Woods hace gala del tipo de actitud y motivación que resulta crucial para el éxito en la economía global y plana de hoy en día. A menos que estés perfeccionando continuamente tus destrezas, enseguida quedas desfasado. Y, cuando te quedas desfasado, dejas de ser creíble. Y sin credibilidad no puedes mantener la confianza, una circunstancia con una espectacular influencia tanto en la velocidad como en el costo. En lo que respecta a las destrezas, algo con lo que debe andarse con cuidado es lo que el escritor Jim Collins denomina «la maldición de la competencia».8 Es la idea de que, en ocasiones, logramos ser buenos en algo para lo que no tenemos talento ni nos apasiona. Como suele decir mi

<strong>de</strong> <strong>la</strong> credibilidad y constituye un importante factor <strong>de</strong> quiebra <strong>de</strong> confianza.<br />

Cuando <strong>la</strong> dirección se <strong>de</strong>ja llevar, <strong>la</strong> competencia <strong>de</strong> los subordinados<br />

directos supera con velocidad <strong>la</strong> suya propia, una circunstancia<br />

que genera una espectacu<strong>la</strong>r tensión que suele arrastrar al director a un<br />

ciclo <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mediocridad. Como afirma Steve Jobs, director general<br />

<strong>de</strong> Apple y Pixar, son directivos <strong>de</strong> categoría B que contratan a subordinados<br />

directos <strong>de</strong> categoría C y directivos <strong>de</strong> categoría C que contratan<br />

a subordinados directos <strong>de</strong> categoría D.4<br />

Cabe recordar que los directivos <strong>de</strong> categoría A (sin esa mentalidad<br />

<strong>de</strong> «arrogarse el <strong>de</strong>recho») contratan a subordinados directos <strong>de</strong> categoría<br />

A+, lo que propicia mayores capacida<strong>de</strong>s, mayor credibilidad, mayor<br />

confianza y mejores resultados a todos los niveles. Esta práctica<br />

constituye <strong>la</strong> manifestación <strong>de</strong> una filosofía <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo que han adoptado<br />

muchos directivos excelentes: rodéate siempre <strong>de</strong> personas con<br />

más talento y más competentes que tú. Se requiere una extraordinaria<br />

confianza en uno mismo para hacerlo —una confianza fruto <strong>de</strong> una<br />

gran integridad, intenciones positivas y una actitud <strong>de</strong> mejora continuada—,<br />

pero los resultados no tienen parangón.<br />

CONOCIMIENTOS: ¿Con qué conocimientos cuento en<br />

<strong>la</strong> actualidad? ¿Qué conocimientos necesitaré en el futuro que<br />

no poseo actualmente? ¿Hasta qué punto me implico en actualizar<br />

mis conocimientos?<br />

Tras ganar el torneo Masters con un récord <strong>de</strong> doce golpes en 1997,<br />

en los inicios <strong>de</strong> su carrera, Tiger Woods —reconocido casi <strong>de</strong> forma<br />

unánime como el mejor golfista mundial en aquel momento— <strong>de</strong>cidió<br />

que quería mejorar su swing y estuvo dispuesto a pagar como precio un<br />

año y medio <strong>de</strong> «baja» para conseguirlo. ¿Por qué? Porque creía que si<br />

lo hacía sería capaz <strong>de</strong> jugar mejor durante más tiempo. Según comentó:<br />

Pue<strong>de</strong>s pasar una semana fantástica [...], aunque no tengas un swing sólido.<br />

Pero ¿se pue<strong>de</strong> seguir compitiendo en torneos con ese swing cuando no<br />

llevas un buen ritmo? ¿Se mantendrá mucho tiempo? <strong>La</strong> respuesta a todas estas<br />

preguntas, con el swing que tenía, era «no». Y quise cambiar <strong>la</strong> situación?

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