La Velocidad de la Confianza (2)

luciamarquez9
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14.03.2022 Views

lógica teniendo en cuenta su sentido del humor), empezó a correr detrás del coche. De pronto, el vehículo aceleró y ella se quedó sola en medio del arcén de la autopista. Como era invierno y no llevaba el abrigo ni los zapatos puestos, Sandra pensó que no era el mejor momento para gastar bromas y que a Stephen le iba a caer una buena cuando regresara. Pero diez minutos después de estar sola en la autopista congelándose, finalmente llegó a la conclusión de que Stephen debía haber creído que había entrado en el coche y estaba dormida en el asiento trasero. Según dice, Stephen no oyó que Sandra le pidiera bajar el coche y, cuando oyó el ruido de la puerta trasera, supuso que estaba dentro. Sabiendo lo cansada que estaba, pensó que se había dormido al momento entre las mantas y almohadas tan calentitas. Como a Sandra le gustaba hacer un montón de paradas para descansar y tomar algo, Stephen pensó que si no hacía nada de ruido, ella dormiría durante todo el trayecto y podría tardar menos en llegar a casa. Por suerte, un hombre que iba en otro coche vio a Stephen marcharse con el coche dejando a Sandra en la carretera y a ella persiguiéndolo. Haciendo lo que consideraba su deber cívico, el hombre llamó a la policía y les informó que acababa de ver a un hombre abandonando a una mujer en el arcén. Enseguida, una patrulla se acercó a Sandra y le preguntó qué había ocurrido: —Mi esposo me ha dejado aquí, pero no creo que se haya dado cuenta —contestó. El policía, sospechando que se trataba de un posible caso de violencia doméstica, le preguntó: —¿Se han peleado, señora? ¿Por qué se ha ido y la ha dejado aquí? —Estoy segura de que cree que estoy dormida en el asiento de atrás. —¿Que cree que está dormida en el asiento de atrás? ¿No cree que es un poco raro que no se haya dado cuenta de que no está? —No, estoy segura de que cree que estoy dormida como un tronco. —¿Cómo se llama? —Sandra Covey.

Tras una larga pausa: —¿Tiene alguna relación con Stephen Covey, el escritor? ¡Me dio una clase una vez! — ¡Él es quien me ha dejado aquí! Mientras Sandra y el policía continuaban hablando, ella recordó que Stephen llevaba un teléfono móvil, por lo que decidieron llamarle. —Señor Covey, habla la policía. Es preciso que se detenga en el arcén de inmediato y necesito saber su ubicación exacta. Desconcertado por no saber cómo había conseguido la policía su número de móvil y preguntándose si el motivo de la llamada era el exceso de velocidad, dijo: «De acuerdo, señor. Creo que estoy en algún lugar cercano a Idaho Falls, pero no lo sé exactamente porque he estado un rato dormido. Mi mujer ha estado conduciendo hasta hace unos diez o quince minutos. Le preguntaré dónde estamos». Entonces, gritó dirigiéndose al asiento trasero: — ¡Sandra, Sandra! ¡Despierta! Hay un policía al teléfono que quiere saber dónde estamos exactamente. — ¡Señor Covey, señor Covey! —gritó el policía por teléfono—. ¡Su esposa no está ahí! —Está dormida en el asiento de atrás —replicó Stephen impaciente—. Espere, voy a pararme y la despertaré. De manera que Stephen se detuvo y se volvió hacia el asiento trasero. Entonces, empezó a revolver frenéticamente las mantas y almohadas. ¡Sandra no estaba! — ¡Mi mujer ha desaparecido! —exclamó. — ¡Está aquí en el coche, conmigo! —replicó el policía. —¿Con usted? Bueno, ¿y cómo ha llegado hasta ahí? —La dejó en el arcén hace un rato. —¿Cómo dice? —preguntó incrédulo—. ¿Quiere decir que no llegó a entrar? ¡Oh, vaya, no lo puedo creer! ¡Me estaba preguntando por qué estaba tan callada! Bueno, finalmente, el policía encontró a Stephen y todos se rieron mucho al reconstruir lo que había sucedido. Stephen dijo: —Mis hijos no lo van a creer.

lógica teniendo en cuenta su sentido <strong>de</strong>l humor), empezó a correr <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong>l coche. De pronto, el vehículo aceleró y el<strong>la</strong> se quedó so<strong>la</strong> en medio <strong>de</strong>l<br />

arcén <strong>de</strong> <strong>la</strong> autopista.<br />

Como era invierno y no llevaba el abrigo ni los zapatos puestos, Sandra<br />

pensó que no era el mejor momento para gastar bromas y que a Stephen<br />

le iba a caer una buena cuando regresara. Pero diez minutos <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> estar so<strong>la</strong> en <strong>la</strong> autopista congelándose, finalmente llegó a <strong>la</strong><br />

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coche y estaba dormida en el asiento trasero.<br />

Según dice, Stephen no oyó que Sandra le pidiera bajar el coche y,<br />

cuando oyó el ruido <strong>de</strong> <strong>la</strong> puerta trasera, supuso que estaba <strong>de</strong>ntro. Sabiendo<br />

lo cansada que estaba, pensó que se había dormido al momento<br />

entre <strong>la</strong>s mantas y almohadas tan calentitas. Como a Sandra le gustaba<br />

hacer un montón <strong>de</strong> paradas para <strong>de</strong>scansar y tomar algo, Stephen pensó<br />

que si no hacía nada <strong>de</strong> ruido, el<strong>la</strong> dormiría durante todo el trayecto<br />

y podría tardar menos en llegar a casa.<br />

Por suerte, un hombre que iba en otro coche vio a Stephen marcharse<br />

con el coche <strong>de</strong>jando a Sandra en <strong>la</strong> carretera y a el<strong>la</strong> persiguiéndolo.<br />

Haciendo lo que consi<strong>de</strong>raba su <strong>de</strong>ber cívico, el hombre l<strong>la</strong>mó a<br />

<strong>la</strong> policía y les informó que acababa <strong>de</strong> ver a un hombre abandonando<br />

a una mujer en el arcén.<br />

Enseguida, una patrul<strong>la</strong> se acercó a Sandra y le preguntó qué había<br />

ocurrido:<br />

—Mi esposo me ha <strong>de</strong>jado aquí, pero no creo que se haya dado<br />

cuenta —contestó.<br />

El policía, sospechando que se trataba <strong>de</strong> un posible caso <strong>de</strong> violencia<br />

doméstica, le preguntó:<br />

—¿Se han peleado, señora? ¿Por qué se ha ido y <strong>la</strong> ha <strong>de</strong>jado aquí?<br />

—Estoy segura <strong>de</strong> que cree que estoy dormida en el asiento <strong>de</strong> atrás.<br />

—¿Que cree que está dormida en el asiento <strong>de</strong> atrás? ¿No cree que<br />

es un poco raro que no se haya dado cuenta <strong>de</strong> que no está?<br />

—No, estoy segura <strong>de</strong> que cree que estoy dormida como un tronco.<br />

—¿Cómo se l<strong>la</strong>ma?<br />

—Sandra Covey.

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